A las buenas rachas es muy fácil acostumbrarse. Y es que si la era de Javier Aguirre fue una de las mejores del club, consiguiendo tres permanencias consecutivas y una final de la Copa del Rey veintiún años después, el Mallorca de Jagoba Arrasate firmó la cuarta mejor primera vuelta desde que las victorias valen tres puntos. Pero, ese magnífico inicio, se ha esfumado con la cuesta de enero, en la que enlaza cuatro derrotas.

Para remontarse a una peor racha hay que volver a tiempos pasados. Concretamente, casi tres años atrás. El equipo bermellón de Luis García Plaza sumó seis tropiezos seguidos, que lo llevaron a la destitución, aunque en un contexto totalmente diferente, ya que el equipo entró en descenso, algo que se augura casi imposible para el conjunto que dirige el técnico vasco. (La racha en la Liga 21/22 no acabó en seis, ya que el primer partido de Aguirre también finalizó en derrota ante el Getafe).

A pesar de la mala racha del equipo, no hay que olvidar que ocupa la sexta posición con treinta puntos después de veintiuna jornadas. Cualquier aficionado hubiera firmado estar en esta situación, ya que de acabar así la temporada disputaría una competición europea el curso siguiente. Aunque eso es lo que menos preocupa. Lo más importante es recuperar las señas de identidad que enamoraron en el primer tramo del año, algo que sucedió en la primera parte en el último partido contra el Betis, pero que no se pudo traducir en victoria.

Los bermellones cierran por fin un mes de enero para olvidar y ante el Atlético de Madrid empezarán un mes en el que el calendario se allana. Aparte de visitar a los de Simeone, luego recibirán de una forma seguida a Osasuna y Las Palmas y lo cerrarán visitando al Sevilla. Necesitan una reacción para dejar olvidadas las dolorosas derrotas, la hemorragia defensiva y volver a marcar, algo que no consiguen desde el partido ante el Getafe (diciembre).