Desde su llegada, en el mercado de verano de la temporada 2023/24, Cyle Larin no ha sido el jugador más elogiado por los aficionados mallorquinistas, ni mucho menos. De hecho, ha sido uno de los más criticados, por no decir el que más. Su destacado rendimiento con el Real Valladolid en la segunda mitad de la campaña 2022/23, sumado al alto precio de su fichaje, cercano a los 10 millones de euros, alimentaron unas expectativas que, a la postre, resultaron frustradas.

El rendimiento del delantero canadiense estuvo muy por debajo de lo esperado. En 35 partidos, solo anotó tres goles y repartió dos asistencias, un registro que dejó mucho que desear en comparación con lo que se había visto de él en Pucela. Aunque su falta de pretemporada y un estado físico deficiente al inicio de la campaña pudieron ser atenuantes, tuvo tiempo más que suficiente para revertir la situación a lo largo del año, algo que no sucedió. Su nivel se mantuvo lejos de las expectativas iniciales.

Esta temporada, sin embargo, Larin arrancó desde cero. Con una pretemporada completa y la llegada de Jagoba Arrasate, cuyo nuevo sistema y modelo de juego prometían más oportunidades, el canadiense se enfrentaba a una nueva oportunidad para reivindicarse y justificar el elevado coste de su fichaje.

Los primeros compases de la campaña no fueron esperanzadores. En las cinco primeras jornadas, solo fue titular en una ocasión, y su nivel parecía una continuación del de la temporada anterior. Incluso fue abucheado por la afición en varios encuentros. Sin embargo, con el paso de los partidos y la ausencia de Muriqi por diversos motivos, Larin ha ganado peso en el equipo y ha mostrado una versión mucho más sólida. Los números son claros: en solo media temporada, ya ha superado su registro goleador del curso anterior, con cuatro tantos frente a los tres de la campaña 2023/24.

Larin abrazándose con Muriqi en la celebración del 1-1
Fuente: RCD Mallorca

El duelo contra el Girona podría ser el punto de inflexión definitivo. Más allá de los dos goles que anotó, destacó por una actitud inédita en él. Un ejemplo significativo fue su presión a Gazzaniga en una jugada aparentemente intrascendente que, contra todo pronóstico, acabó siendo decisiva para la victoria del Mallorca. Este tipo de esfuerzo, que en el pasado habría parecido una utopía, evidencia el cambio en su mentalidad. Ahora, Larin no solo es el máximo goleador del equipo esta temporada, sino que se perfila como una pieza clave en un Mallorca que sueña con competir en Europa.