El Cádiz, el Celta y el Rayo Vallecano han ganado, pero estoy tranquilo. La efervescencia de celebrar la salvación dos jornadas seguidas provoca un bajón cuando la realidad te golpea con fiereza. Pero estoy tranquilo.
El Mallorca es el primer equipo que el Cádiz tiene por delante. Los bermellones le sacan cuatro puntos más el golaveraje a los gaditanos. Con sumar dos puntos es suficiente para firmar la permanencia independientemente de los resultados de los andaluces. Ganando al Almería en Son Moix este domingo, la salvación se celebra al momento. Y de verdad creo que se ganará. Y bien.
El equipo está comprometido y unido. Se nota cuando celebran los goles o en las declaraciones pospartido. No lanzan las campanas al vuelo. Todo lo contrario que los aficionados. Al menos en Twitter. Un día hay que ofrecer una renovación vitalicia y, un mes después, echarlo es una necesidad. Pero bueno, hoy no es el día de hablar de la injusta debilidad de la figura del entrenador en un equipo de fútbol.
La temporada se le está haciendo muy larga al mallorquinismo. Es normal. Hace un mes y medio se jugó en una tabla de penaltis levantar la Copa del Rey en La Cartuja y la moneda salió cruz. Como es lógico, una salvación contra levantar un titulo parece un premio menor, y ese es el problema. Pensar que la permanencia no es un premio. El objetivo del Mallorca es la salvación. Conseguirla es el mayor de los éxitos, pero cuando rozas el cielo con la yema de los dedos es muy difícil bajar a la Tierra y pelear por sobrevivir cada día.
Al final es eso. Es sobrevivir cada día. Por eso, cuando estás tan cerca de tocar el cielo, vivir según tus posibilidades se vuelve aburrido. Pero no lo es. Solo hay que recuperar la perspectiva. Y yo estoy tranquilo porque sé que los futbolistas saben lo que tienen que hacer y porque Javier Aguirre, que es un catedrático de las emociones, tocará la tecla adecuada de sus pupilos. Estoy tranquilo.
Bona nit. pic.twitter.com/LDzUXquBXd
— FutbolMallorca (@FutbolMallorca) May 15, 2024