El Real Mallorca necesita que Manu Morlanes de un pase al frente. Necesita que alguien guíe al equipo en el terreno de juego. Es el futbolista que debe manejar las manijas del partido y dar una salida rápida y con criterio sobre el verde. Pero nada de eso pasó el viernes pasado ante el Villarreal, y ni mucho menos en Granada. Es más, ante su exequipo disputó uno de los peores encuentros con la camiseta bermellona; en los Nuevos Los Cármenes, ni se vistió de corto. Jugó solo 45 minutos en Son Moix hace ya dos jornadas, la primera parte, pero no olió el balón y, las pocas veces que le llegó, se desinhibió del juego.

Omar Mascarell, por su parte, sigue completando buenos encuentros. En su labor de hombre escoba y de iniciador en la creación ocupó una buena parte del terreno de juego y fue muy expeditivo cada vez que tuvo que salir a cortar el balón. Está cumpliendo con su función. Pero Morlanes fue incapaz de entender qué requería el encuentro y qué necesitaba el equipo ante el Villarreal, y eso que esta es ya su segunda temporada con el Mallorca. Claro, que jugar con un equipo defendiendo en bloque bajo y con poca posesión le perjudica, pero es por eso que sus apariciones durante el encuentro deben ser pocas y buenas, casi como un delantero al que todo lo le que llega debe hacer maravillas.

Amath, durante el partido de pretemporada ante el Spieza en Son Bibiloni. Foto: FutbolMallorca (Toni Ferrero).

De Morlanes a Amath, los dos señalados

Es cierto que el partido de Amath ante el Villarreal fue incluso peor: más desacertado y más desaparecido. Javier Aguirre espera un paso al frente del jugador africano, pero ni su rendimiento en temporadas pasadas ni el rol que pueda tener en el equipo una vez el mexicano ensamble a todas las nuevas incorporaciones llaman al optimismo. Amath, como con Morlanes, no jugaron de titulares en Granada; aunque el senegalés salió en el 72′.

Amath y Morlanes fueron los señalados en el encuentro en la derrota ante el Villarreal, y queda claro tras ver el partido en tierras andaluzas. Es el momento en que el mediocentro de un paso al frente y más sin la competencia de Íñigo Ruiz de Galarreta. Morlanes es un futbolista diferente al resto, capaz de hacer jugar al equipo a lo que él quiere y al ritmo que desea, pero casi un año después todo continúa siendo cantos de sirena, de un futbolista que le queda mucho que remar para llegar a ser lo que Pablo Ortells quiso al ficharlo.