Vi la derrota del Mallorca ante el Villarreal por 0-1 dos veces. La primera en Son Moix y la segunda, al día siguiente, por la televisión. Quise corroborar las declaraciones de Javier Aguirre, que afirmó en la rueda de prensa postpartido que le gustó la primera parte de su equipo. Y a mí también me gustó. Para lo que hubo sobre el verde, hizo lo mismo que el año pasado, pero con menos mimbres. Defender, salir a la contra y esperar alguna situación aislada para anotar el primer tanto.

En el once inicial la única ausencia de todos los fichajes bermellones que eché en falta, fue la de Sergi Darder. Pero, además de por jerarquías y de premio por la pretemporada completa que hicieron Amath, Dani Rodríguez o Morlanes, creo que al artanenc le costaría completar los 90 minutos. De hecho, cuando el Mallorca iba a lanzar un córner cuando solo faltaban unos minutos para acabar el partido, fue prácticamente caminando a lanzarlo. Quizás, es una simple anécdota, pero no lo vi en forma para aguantar un partido completo, como tampoco vi en su prime a otros muchos futbolistas.

Al Mallorca no le crearon peligro, pero tampoco creó. Aunque sí sufrió el mayor revés que pudo recibir: la lesión de Raíllo, que no estará disponible hasta, como mínimo diciembre. Al inicio de la segunda mitad entraron Samú Costa y Sergi Darder por Morlanes y Amath, ambos hicieron un encuentro tan bochornoso como el tiempo que hizo. 

El portugués y el español son jugadores de más calidad que a los dos que sustituyeron, pero, como reconoció Javier Aguirre han podido completar pocos entrenamientos. Es por eso que, cuando hay muchos futbolistas que todavía no han entrado en dinámica de grupo, es complicado que se aclimaten con rapidez. Con ellos en el campo y con el tanto de rebote de Gerard Moreno, el equipo se desordenó. 

Los bermellones llegaron con más peligro en la segunda parte, pero le crearon mucho más peligro. Y es por eso que el Mallorca perdió. Porque, aunque sus nuevas piezas sean de una gran calidad, todavía no se han ensamblado al sistema de juego de Javier Aguirre, el líder del equipo. Con Javier Aguirre los futbolistas se deben aclimatar a lo que él quiere. Claro que se adaptará para sacar lo mejor de sus futbolistas, pero sin perder el norte, sin perder la esencia de lo que él es. 

El equipo necesita tiempo y paciencia. Ensamblar tantas piezas nuevas es complicado y es por eso que tardaremos varios encuentros en ver cómo Darder, Samú Costa y Larin coincidan en el terreno de juego de una manera efectiva. Es decir, conociendo los automatismos de un equipo confeccionado a medida de Javier Aguirre.