Hoy el lector me va a permitir salir de mi tarea divulgadora sobre los acontecimientos del terreno de juego y me entrometa en aspectos más burocráticos, sin los cuales no existiría este deporte.

Los clubes amateurs -me refiero con ello a aquellos que no tienen un presupuesto de club profesional- son los más infravalorados de todos los componentes del fútbol. Es decir, todo su esfuerzo y sacrificio, lo digo por propia experiencia, en muchas ocasiones se ve poco valorado. Las juntas directivas pasan infinidad de horas en pequeñas oficinas, pateando el municipio en busca de patrocinadores y cuadrando presupuestos que nunca se cumplen. En definitiva, exprimiendo cualquier oportunidad de bajo coste para poder mejorar el club, sin contar las veces que sale algún euro de su bolsillo.

Por si fueran pocas tareas, siempre se añaden problemas añadidos: falta de entrenadores para fútbol base (ya hablaremos de este tema), material deportivo, falta de pago de las cuotas, rompecabezas con las fichas federativas… En definitiva, la organización es esencial para que un club cualquiera funcione de la manera más decente posible.

A este negro laberinto aún podemos contabilizar un problema más: la política. Sí, un terreno pantanoso en el que la subjetividad sustenta la base de nuestro pensamiento. En principio, los ayuntamientos son los que menos problemas deben dar a un club deportivo. Hay un feedback bastante evidente: hay una concesión de unos espacios públicos para la realización de un bien social (fútbol) con unos elementos positivos para el conjunto de los ciudadanos: salud, sociabilización, trabajo en equipo y un largo etcétera. Pero ojalá fuese tan fácil. Veamos algunos ejemplos.

¿Y si un/a papá/mamá cuyo hijo/a juega en el club se cabrea y paralelamente crea un club en el mismo pueblo? ¿Y si llega un club con sede en otro núcleo de población y pide entrenar y jugar en el campo donde tu realizas la actividad deportiva? ¿Y si además piden vestuario propio o cuartos de material viéndose tu club, que no ha hecho nada, afectado?

La solución es muy simple: si no hay espacio en un campo, es imposible que se ocupe por otro club. O más simple aún, que se firmen unas condiciones, un reglamento, unas directrices inalienables que sirvan de modelo para la concesión de espacios. ¡Así de sencillo! No se impide la creación de nuevas entidades, sino que se protege a quienes han estado trabajando antes.

Por desgracia, algunos ayuntamientos no funcionan así y la inapetencia -o mejor dicho el bienquedismo- de los consistorios dificultan el trabajo de los clubes de una forma exponencial. Lo entendí en el momento en el que, con 20 años, siendo ya directivo, el concejal de turno nos mentía una y otra vez. A día de hoy, poco ha cambiado, los votos, por los hechos acaecidos, son sumamente importante, o así se demuestra en algunos municipios donde los clubes afincados en esas instalaciones están cada temporada viéndose desplazado por otro con el beneplácito de los consistorios. El que quiera entenderlo, que lo entienda.

Para enredar más el asunto, hace unos años en algunos municipios mallorquines se firmó un documento como base para el reparto y concesión de espacios en los polideportivos municipales. Había unas bases indiscutibles: tenía preferencia el club más antiguo, había franjas de horarios para cada etapa formativa, los espacios para cada equipo debían ser acordes a sus circunstancias y un largo etcétera. Esto lo que evitaba es que se echara por tierra el trabajo bien hecho de las juntas directivas que trabajaban en cada núcleo de población como elementos sociales. También se evitaba que un familiar cabreado y con dinero en el bolsillo pudiera hacer dos o tres clubes y ya de primeras tener unos espacios preconcebidos.

Bien, entonces la pregunta es… ¿por qué no se está cumpliendo? Cada año planificar una temporada es una quimera ya que los horarios no se saben hasta septiembre. Otros clubes ya tienen sus horarios y su planificación desde mayo. Entiendo que el bienquedismo pueda suponer una losa, pero no se puede echar por tierra el trabajo de muchos años, la lucha de muchas personas por un tema meramente político.

Quizás, a raíz de estas líneas, nos puedan explicar a todos los que invierten tiempo, dedicación, salud y esfuerzo en los clubes deportivos el porqué se les machaca. ¿Por qué no se nos protege? Quizás, la solución más rápida sea entregar las llaves y curarte en salud.