El RCD Mallorca es nuevo equipo de Segunda División. Un año ha durado este sueño. De conseguir dos ascensos seguidos y de pasar de Segunda B a Primera División, el equipo bermellón se despide por la puerta de atrás, tras caer en Son Moix 1-2 ante el Granada. No era nada fácil conseguir la hazaña de la permanencia, ni mucho menos. La temporada se ha hecho larga -y no por el COVID-, con pocos recambios de garantías y con una falta de suerte palpable en la gran mayoría de encuentros.
El equipo local salió ligeramente mejor al terreno de juego. Ordenado en defensa y con las ideas muy claras en ataque. La vuelta de Lumor al once inicial daba a Vicente Moreno la oportunidad de poner su once de gala. A los diez minutos de partido, Dani Rodríguez daba el primer susto al meta del Granada. El disparo del gallego, no obstante, lo atrapaba sin problemas Rui Silva. Antes de ello era Antonio Puertas quien, con un disparo lejano, probaba a Manolo Reina. Minutos de tanteo que se terminarían a los veinte minutos, cuando un contraataque perfecto del Cucho Hernández se convertía en el 1-0. Todo estaba de cara y las sensaciones eran muy buenas. El Mallorca estaba cómodo y Budimir, en un nuevo contraataque, casi mató el encuentro. Pero quien perdona, después lo paga. Darwin Machis dio un primer susto a todo el mallorquinismo tras una jugada muy embarullada. Minutos más tarde, Víctor Díaz, con un trallazo desde fuera del área, empataba el partido. Hasta se pudo ir el Grabana ganado al descanso, el paso de los vestuarios era muy necesario para el conjunto de Vicente Moreno.
Tras el paso por los vestuarios, el contexto no cambió. Es verdad que el Mallorca volvió a salir ligeramente mejor, pero con un tremendo miedo. Budimir tuvo la más clara para los locales tras un centro excepcional de Pozo, pero el croata no pudo definir y sentenció a los suyos. Y es que Carlos Fernández avisó con un disparo cruzado, y tras ver cómo Salva Sevilla estrellaba una falta directa al larguero, no dudó. En el bote de un córner, el delantero visitante marcaba el segundo gol para su equipo. Con 1-2 en el luminoso, el Mallorca se hundió. No supo reaccionar. Llegaba sin claridad y en defensa había un miedo muy palpable. Take Kubo se puso al equipo en las espaldas, pero el japonés no pudo obrar el milagro ni de empatar el encuentro de nuevo. Cucho Hernández también gozó de una gran ocasión. Además, hay que sumarle la lesión de Raíllo y la expulsión de Sedlar, que sustituía al andaluz. Un cúmul de cosas que resumen a la perfección la temporada del equipo bermellón. Un paso fugaz, intenso. Hasta pronto, Primera División.