El Real Mallorca visitará este próximo sábado el nuevo San Mamés para medir sus fuerzas ante el Athletic Club de Bilbao de Gaizka Garitano. El duelo entre vascos y bermellones será el correspondiente a la jornada número 32 para ambos conjuntos y echará a rodar a partir de las 14:00 de la tarde.
Sin margen para maniobras que se alejen de los tres puntos, a seis unidades de la salvación y con la sensación de que el pelotón de equipos que iban a estar en la pelea por el descenso cada vez se aleja más. Con todo este cúmulo de circunstancias va a tener que afrontar el Mallorca uno de los partidos más complicados que le quedan en toda la temporada, ante un equipo irregular pero que se hace fuerte en su terreno.
El problema es el de siempre. Vicente Moreno y sus pupilos siguen creyendo en el objetivo pero saben de la necesidad de sumar una victoria cuanto antes para mantener intactas dichas aspiraciones. Por mucho que pese, las buenas sensaciones no dan beneficio clasificatorio y, pese a merecer alguno más, el elenco que viste de rojo y negro sólo ha sumado uno de los doce puntos posibles post confinamiento, una cifra inasociable a coeficientes que inviten a soñar con la permanencia. Y además, los Eibar, Celta o Valladolid están cada vez más lejos, porque a ellos sí les están acompañando los resultados.
Pero eso sí, el de esta semana tampoco será fácil. Simón, Íñigo, Muniain, Williams y compañía se juegan entrar en unos puestos UEFA que todavía se antojan como posibles para los de de Euskalerria. Un equipo que sabe mover el balón el horizontal, que maneja el juego directo y que no tendrá piedas ante cualquier espacio o error defensivo que le concedan sus visitantes.
Con un carrusel de partidos interesantes aún por disputar ante el mismo Celta, ante un ya salvado Levante y ante otros clubes que se estarán jugando más bien poco, todo el mallorquinismo sabe de la importancia de salir vivo de La Catedral y, una semana más, acompañará a su equipo desde casa. Un equipo sin bajas significativas, con todos los pesos pesados disponibles, pero con el agua al cuello. Cada vez queda menos.