El verano llega a su fin y con ello se da inicio a la mejor liga del mundo del Fútbol Sala: la LNFS. Competición para la que Palma se ha visto obligado a mostrar su potencial y su estado de forma tanto en las pistas como en los despachos.
Pretemporada
Una exigente pretemporada ha puesto a tono a los hombres de Antonio Vadillo. Dos torneos y dos enfrentamientos contra Real Betis FS o lo que es lo mismo, siete encuentros en menos de tres semanas. Primero fue la MeCup Futsal Menorca, trofeo en formato eliminatoria que Palma terminaría levantando tras vencer a Industrias Santa Coloma (1-3) y a ElPozo Murcia (1-0).
Desde Menorca viajaron hasta Burela, donde disputaron el ya habitual Trofeo Burela Bonita. Tras dos victorias contra Noia Portus Apostoli (2-3) y Pescados Rubén Burela (0-7), llegó la primera y única derrota. A pesar del dominio de Palma, O Parrulo sacó provecho de la falta de puntería de los de Vadillo y se impuso 3-2.
Y para terminar la preparación se disputaron dos partidos muy especiales contra Real Betis FS. El primer encuentro se disputó en Son Moix, en juego el Trofeu Ciutat de Palma. Fue una noche de reencuentros, especial para muchos aficionados, jugadores y, sobre todo, para los entrenadores. Volvían a Son Moix jugadores como Rubén Cornejo, Chicho y Burrito, pero lo más esperado era el regreso de Juanito Cupim al Pabellón donde se le guarda un respeto y una admiración pocas veces vistas. Mérito de sus grandes temporadas al mando de Palma Futsal. Volviendo a la disputa del Trofeu, los de Vadillo terminarían alzándose con el título gracias al 4-1 que reflejaba el marcador.
El segundo y último encuentro contra los andaluces se jugaría en Sevilla. Allí, de nuevo, Palma se impuso a los verdiblancos y cerró su pretemporada con seis victorias y una derrota, ya preparados para afrontar un duro y complicado inicio de temporada.
En los despachos
Con las ya sonadas salidas de Joselito y Paradynski y las tres incorporaciones de nivel (Rafa López, Ximbinha y Raúl Campos), Palma daba por cerrada la plantilla. La entidad balear no contaba con ciertos imprevistos. El campeón ruso, Tyumen, pagó la clausula de Bruno Taffy, pilar fundamental en el juego y en el vestuario de Palma. A pesar de esta salida, Palma daba por cerrada la plantilla pero, de nuevo, algo se torció.
El Pesaro, campeón de la pasada liga italiana, llegó a un acuerdo con el pívot y jugador revelación, Mati Rosa. E informó a Palma que iba a depositar la cláusula de rescisión, cerca de unos cien mil euros. Pasados unos días, la situación cambió. El Barça entró en escena e hizo una oferta, la mejor para los intereses de Palma: una cantidad de dinero inferior a los cien mil euros por su traspaso pero con la condición de que Rosa siga dos años más en la isla, en calidad de cedido.
En resumidas cuentas, viendo como ha ido evolucionando el mercado de fichajes, podemos calificar de forma positiva la gestión deportiva del club. Dos bajas sensibles, tres incorporaciones de nivel excepcional y la «continuidad» de Mati Rosa.
«Tú nos das la vida»
Tras la ampliación de aforo permitido en el Palau Municipal d’Esports de Son Moix, la entidad balear ha conseguido superarse de nuevo con su campaña de socios. Cumpliendo su objetivo de alcanzar los 3.100 abonados, logran superar sus registros pasados y se consolidan como el club con mayor número de socios de la Liga Nacional de Fútbol Sala.
Y es que Palma Futsal consigue enlazar seis años de crecimiento social. Hace seis temporadas el número de socios era de 780; hace dos años fue de 2.500 y la pasada temporada, 3.000. Cifras sorprendentes y nunca vistas hasta la fecha en el deporte balear.