El Real Mallorca de Vicente Moreno afronta la decimocuarta jornada de campeonato liguero en Segunda División con una sonrisa de oreja a oreja: el equipo bermellón consiguió ganar al Córdoba hace ya unos días y, además de sumar tres unidades vitales, rompió una negativa racha de cuatro (cinco con el de Copa) compromisos competitivos sin conocer la victoria. Pero eso ya es historia, y ahora, el equipo insular debe preparar la mente para lo que se le viene encima el sábado: el Real Zaragoza de Lucas Alcaraz en La Romareda.
En mal momento y con una sola victoria desde principios de septiembre, esa es la nefasta situación de hoy en día para el conjunto maño. Sólo tres puntos agónicos en Tarragona hace menos de una semana hacen imposible que el histórico conjunto blanquiazul siga ahora mismo en puestos de descenso, donde sí había alquilado una plaza en las últimas cuatro o cinco jornadas. Cinco derrotas, una eliminación copera y dos técnicos en lo que va de temporada. Y, entre todo eso: Lucas Alcaraz y una idea.
El técnico granadino puso la semana pasada la primera piedra para levantar un proyecto con una grave herida de muerte. La victoria ante el Nástic por un sufrido pero contundente 1-3 ha disipado las dudas sobre la idea de juego del andaluz, y parece que el conjunto zaragocista puede empezar a ver la luz poco a poco tras meses de sufrimiento y preocupación. Un 4-4-2 con variantes según la disposición es en lo que está basando su fútbol la escuadra norteña. Y entre esas líneas posicionales e imaginarias encontramos, como en casi cualquier plantilla de la Liga 123, jugadores diferenciales y de muchísima calidad: Cristian Álvarez, Diogo Verdasca, Eguaras, Javi Ros, Carlos Nieto, Gual, Pombo o Álvaro Vázquez, entre otros. Un equipo con calidad y en transición de búsqueda hacia la idea perfecta que haga brotar la parsimonia y el buen fútbol de una vez por todas, en las tierras de Zaragoza.
Y a todo lo malo que trae el Zaragoza habría que sumarle todo lo positivo de este Mallorca ganador (tras más de un mes sin hacerlo). Y es que los de Moreno se reencontraron por fin en la degunda parte del encuentro ante el Córdoba. Los cambios entrantes alentaron y auparon a un equipo unido que luchó con sudor y sangre tres puntos que se acabaron quedando en el coliseo de Son Moix. Reencuentros, moral y puntos. Una combinación demasiado buena como para no intentar tumbar uno de esos muros ficticios del fútbol con los que sueles tropezar año tras año: ganar en La Romareda. Tarea difícil, pero no imposible. No imposible porque ya se consiguió en 2011 (con un tal Víctor Casadesús como protagonista) y porque el equipo llega más fuerte que nunca a uno de esos estadios emblemáticos en los que todavía no ha ganado desde el descenso de Primera División.
Y a todo esto conviene las dudas en portería. ¿Volverá Manolo Reina a ocupar la posición de guardameta o será Miquel Parera el que (tras sus notables actuaciones en las últimas semanas) siga siendo el elegido? Sólo Vicente (y puede que Dani Pendín) sabe la respuesta a dicha cuestión. Bendito problema, pensarán algunos. Y a lo demás sin miedo, porque visto lo visto, en este equipo cualquier integrante de la plantilla es capaz de aportar su grano de arena, y eso, al fin y al cabo, es lo que te hace marcar la diferencia. A por todas en Zaragoza, con una oportunidad para hacerlo real ante todo un Real.