Sólo han pasado cuatro jornadas y el Barcelona ya lidera LaLiga en solitario. El Madrid pinchó en Bilbao mientras que Atlético y Valencia no terminan de coger el ritmo a la competición.

Ganó el Barcelona pero sufrió de lo lindo. Hizo un mal partido, preocupante de cara a su partido de mañana martes frente al PSV. Se vio a un equipo dominado en la primera mitad y afortunado en la segunda. Sí, logró los puntos pero con mucho esfuerzo y fortuna y gracias, sobre todo, a la pésima actuación del guardameta vasco, Rulli, que estuvo muy poco afortunado en las dos jugadas que terminaron siendo los goles blaugranas. Además, con sólo tres minutos de diferencia entre ambos. El meta argentino, a pesar de haber debutado con su selección, no está atravesando un buen momento de forma y quizá pueda ser la hora de un portero consolidado y de calidad como Moyá. Fue el reverso de la moneda en una tarde en la que Anoeta presentó un aspecto ‘cambiado’, sin pistas de atletismo, aunque aún reste una fase para concluir la totalidad de las obras. También hay que recordar que la Real creó muchas ocasiones en la portería de Ter Stegen que sus delanteros, sobre todo Juanmi y Theo Hernández, fueron incapaces de consumar y que podían haber sentenciado al líder. Al final, los errores locales y los goles de Suárez y Dembelé fueron vitales para volar a Barcelona con el liderato en el bolsillo, si bien Valverde no debería estar muy tranquilo debido al mal juego y a la poca, por no decir nula, trascendencia de Messi a lo largo de los noventa minutos.

Su gran rival, el Real Madrid, cedió dos puntos en el nuevo San Mamés en un partido en el que la figura fue el portero vasco Unai Simón. El meta realizó paradas de extraordinario mérito a todos los delanteros blancos, sobre todo una ya casi al final a Marco Asensio, quien había realizado una extraordinaria jugada. Los de Berizzo se aplicaron en defensa, buscaron las contras y la jugada les salió rodenoda. Gracias a una de ellas Muniain acertó y marcó el primero del Athletic, que intentó aguantar pero la salida de Isco y su gol lo evitaron. Los blancos adolecieron de pegada y los más recalcitrantes ya han comenzado a recordar la ausencia de Cristiano Ronaldo, que por cierto consiguió su primer doblete con la Juve. No obstante, Lopetegui deberá ajustar el centro del campo de su equipo, que sufrió bastante el pasado sábado.

Los otros dos equipos ‘Champions’, Atlético y Valencia, transitan por la tabla con más pena que gloria en estos primeros compases de la competición. Simeone y Marcelino no terminan de dar con la tecla y sus partidos no pasan del empate. Los madrileños cedieron en el Wanda Metropolitano ante el Éibar, y pudo ser peor porque consiguió la igualada gracias a un jugador del filial y en el tiempo añadido. Dimitrovic, el meta vasco, fue el mejor, un auténtico valladar bajo los palos. Por su parte, el Valencia fue incapaz de derrotar a un buen Betis. Quizá los levantinos estuvieran pensando más en su próximo encuentro europeo contra la Juventus, pero lo cierto es que no le han cogido el tono a LaLiga y ya comienzan a alejarse demasiado. A pesar del redebut de Güedes, el Valencia no pudo marcarle un gol a un Betis bien estructurado que también vio la presencia en el juego de Lo Celso, uno de sus fichajes estrella que pude marcar diferencias. Pero el sábado no marcó nadie.

Muchas victorias por la mínima. Por ejemplo, del Villarreal -ante el Leganés, que ya está muy abajo y con  su entrenador Pellegrino muy ‘tocado’-; del Espanyol frente un buen Levante; del Rayo Vallecano, la primera del año, en un Alcoraz remozado que no pudo ver sumar los puntos al Huesca ante sus aficionados en la máxima categoría y del Alavés, ya en tiempo de descuento, frente a un Valladolid que aún no ha degustado las mieles del triunfo. Finalmente, el Getafe sorprendió en un buen partido al Sevilla de Machín, que necesita mejorar y de forma rápida. Su encuentro anoche en el Pizjuán fue pésimo.

Para esta noche queda un Girona-Celta que puede consolidar en la tercera plaza a los gallegos si son capaces de llevarse la victoria. Aunque no lo tendrán fácil.