Ascender al fútbol pulsera VIP LFP está a tiro de piedra. Un encuentro con la etiqueta de final de cabo a rabo. Está en juego, ni más ni menos, que el profesionalismo igual a derechos televisivos y el presupuesto proporcionado para la subsistencia por cuenta propia como club rentable. Por tanto, es mucho el botín y en la semana previa se cocinó todo lo que puede sumar y a la vez restar al rival. Discursos insuflados ante una oportunidad de machada del jugador Borja Sánchez con un «que no se olviden que vienen a Anduva», la réplica del  entrenador, Pablo Alfaro, y el comunicado del club jabato prohibiendo lucir material bermellón si no es en el rincón de las 350 plazas habilitadas para la afición mallorquinista. Mirandés empezó al griterío a desplazar belicosamente las fichas del tablero. Las movieron a cara de perro.

Diez meses esperándolo. El día D en el mismo lugar dónde se hundió al lodazal de bronce. Un Mirandés ya sellado en el descenso se llevó a todo un gran pequeño Mallorca de un año atrás al pozo. El saneamiento deportivo de la plantilla fue total. Solo quedan seis jugadores, de los cuales dos fueron y siguen siendo protagonistas: Lago  Junior y Antonio Raíllo. El central cordobés vivió el enfado de toda una masa en sus carnes. Entra en el oficio. Por otro lado, el costamarfileño fue todo lo contrario. Una gran noticia su permanencia en la plantilla cuando encima de la mesa radicó una baraja de ofertas cualitativamente superiores. Mismas situaciones, diferentes vivencias.

Un verano de altas y bajas. Empezando por el capital técnico. Vicente Moreno empezó de la misma manera -todo apunta en esta dirección- como terminará una campaña pulcramente circular. Un faro en la dirección de moldear un equipo con una perfecta materia prima. La dirección deportiva esta vez trazó el camino adecuado, dejando a un lado las desérticas estrategias en el debut de Maheta Mateo Molango dirigiendo un club de futbol. Acabaron los espejismos fatuos hacía la galería. Sin restos anteriores, se efectuaron contrataciones cuidando prácticamente todos los detalles. Incluso el conocimiento por encima, en un primer momento, del rendimiento. Finalmente dos variables que fueron incontestables para los Xisco Campos, Salvas Sevillas, Manolo Reinas o Abdón Prats.

Head coach: El papel de Moreno

Una de las claves fue empezar con buen pie. Un Fernando Vázquez Pena que repitió y repitió hasta que no pudo porque los hechos le pasaron por encima. Y otros tantos que vinieron posteriormente. La época oscura bermellona sin luz al final del túnel. El panorama ahora es otro especialmente mejor. Únicamente queda rematar en la cita del año ante un rival con todas las de volver un año después a Segunda A. Los rojillos buscarán de todas las manera, principalmente pasará por el ceñido campo de Anduva, neutralizar al Mallorca con el guión escrito por los locales. El peligro basado en el despliegue por bandas, dónde los laterales, Kijera y Paris, constantemente se reciclan como carrileros. De la misma manera, el doctor Cervero es la referencia arriba del equipo de Miranda.

El Real Mallorca partirá con ventaja, y un dato que puede si cabe poner más cuesta arriba la eliminatoria para los locales: solo tres partidos en Anduva el Mirandés ha ganado con un gol más a sus rivales. Asimismo, los noventa minutos se encargarán de enterrar datos y estadísticas. Tocaba remar y falta el último trayecto, la guinda para potabilizar en ascenso un equipo tras tiempo de negativas sensaciones. Se podrá cerrar el círculo en Anduva. Miranda enterró a un muerto y podrá ver resucitar un equipo de mismos huesos pero de alma renovadora.