Semana
importante para el Mallorca. El equipo entrenado por Fernando Vázquez
tiene la posibilidad de entrar en un período de tranquilidad.
Primero Llagostera, el miércoles jugarán contra el Huesca (partido
aplazado) y el próximo domingo recibirá en Son Moix al Mirandés.
El Mallorca tiene una gran oportunidad para dar un puñetazo sobre
mesa ante rivales directos.
La primera
parada es Llagostera. Partido de necesidades tanto para uno como para
otros. El equipo local viene de obtener un empate ante un Elche que
consiguió igualar el partido en los últimos minutos. El equipo que
más goles recibe espera ganar de nuevo en el Municipal de
Palamós-Costas Bravas.
Tras tres
partidos sin conocer la victoria, el Llagostera se encuentra
penúltimo en la clasificación. Llega con más urgencias que el
conjunto balear. Necesita ganar para mantener la esperanza de seguir
un año más en Segunda, aunque se encuentran a 8 puntos de la
salvación. Cabe puntualizar, además, que Mallorca y Huesca –equipos
que marcan la frontera del descenso- tienen un partido menos, por lo
tanto la salvación está más lejos. Para los catalanes, este es un
partido vital.
El Mallorca
se encuentra en una situación similar. Tras ganar al Oviedo la
última jornada, los de Vázquez son decimoctavos, se encuentran al
borde del abismo, eso sí, con un partido menos. Es un encuentro
clave, ante un rival directo, para alejarse del descenso y enfocar
con optimismo el encuentro aplazado ante el Huesca que se disputará
este miércoles.
Oriol
Alsina, entrenador del Llagostera, sigue sin poder contar con Jordi
López, José Carlos, Ríos y Nando Quesada. Juanjo y Emilio son
duda. Recupera, cabe indicar, a Tébar y Masó.
En el
Mallorca la incógnita más significativa está en la portería.
Vázquez recupera al alemán Wellenreuther, aunque todo parece
indicar que Cabrero seguirá bajo los palos. El gallego quiere
“castigar” al guardameta cedido por el Schalke 04. Además, Joan
Oriol y Pereira vuelven a estar disponibles, mientras que Óscar Díaz
y David Costas siguen con molestias.