Frases como ‘el fútbol es así’, ‘no hay rival pequeño’ o ‘vamos partido a partido’ ya forman parte de la cultura futbolística de este país, muy dado a copiar al prójimo. A estas tres frases más clásicas les podríamos añadir otras como ‘dar un golpe sobre la mesa’, ‘a partir de ahora cada partido es una final’ o ‘hay que ganar por lo civil o lo criminal’. Pues bien, entre ellas se ha colado una, en los últimos tiempos, muy apreciada por los entrenadores el día de su presentación, especialmente aquellos que cogen al equipo con la soga al cuello y tratan de quitarse presión de encima desde el minuto cero: ‘no tengo una varita mágica’. ¿Les suena verdad? Entre ustedes y yo, me parece ridículo escuchar a un señor entrenador decir que no tiene una varita mágica prometiendo, a cambio, mucho trabajo. Se me ocurre contestarle algo así como: ‘vaya, qué decepción… teníamos muchas esperanzas depositadas en usted, Señor Potter’. Dejemos, pues, las fantasías a un lado y toquemos con los pies en el suelo que es, precisamente, lo que se necesita para jugar bien al fútbol.

Si damos por hecho que el actual entrenador del RCD Mallorca, Sergi Barjuan, llegó a la isla sin poderes, ni varitas mágicas ¿a qué se debe entonces el cambio de este equipo? ¿Por qué el mallorquinismo ha pasado de la desesperación a la ilusión en menos de dos meses? ¿Quién ha obrado el milagro? La respuesta parece obvia y, a pesar de los palos recibidos por el simple hecho de aceptar sentarse en el banquillo bermellón, Sergi Barjuan y su equipo técnico han sabido dar en muy poco tiempo con esa tecla que sus antecesores fueron incapaces de atinar.

El técnico catalán ha sido capaz de terminar de una vez por todas con el debate de la portería. No hay duda que Santamaría es su apuesta y atrás quedaron las voces críticas acerca de su rendimiento. Ha zanjado cualquier debate sobre quiénes deben ser los laterales titulares del equipo. Pocos echan de menos hoy a los Company, Nieto, Saúl o Angeliño en la mencionada posición. Ha dejado prácticamente fuera del equipo a una supuesta vaca sagrada del vestuario como Antonio Raíllo, apostando por un inédito y casi desconocido Julio Pleguezuelo, que está dando un resultado esperado por algunos y sorpresivo para otros. Y, lo que parecía imposible, ha hecho lo propio con Juan Domínguez y Juan Rodríguez, en favor de un inmenso Álex Vallejo y un prometedor Sasa Zdjelar que crece partido a partido, ganando terreno al tercer Juan en discordia, Culio. Entre sus logros también está el de recuperar, anímica y futbolísticamente, a un jugador hasta hace poco intermitente como Thierry Moutinho, que ha recuperado la sonrisa y ha vuelto a salir aplaudido de Son Moix cada vez que es sustituido. Finalmente, podemos decir que con la llegada de Sergi, Brandon ha vuelto a ser aquel futbolista importante capaz de enganchar a unos compañeros necesitados de líderes naturales que tiren del carro y a una afición huérfana de ídolos desde hace varios meses.

Con todo esto, el de Las Franquesas del Vallés ha sido capaz de confeccionar, además, un bloque, con un once titular reconocible y previsible. A día de hoy, el socio del Mallorca sabe casi al 90% la alineación del próximo domingo, circunstancia que no se producía en el equipo del Camí dels Reis desde hace varias temporadas.

Si todo esto será suficiente o no para salvar la categoría lo desconozco pero, como mínimo, habrá conseguido lo que muchos reclamábamos hace apenas un mes y medio: bajar con dignidad.

PD: si el equipo salva la categoría siempre quedará la duda de si Sergi tiene una varita mágica.