La esperanza es lo último que se pierde. Y por ello los mallorquinistas nos tenemos que aferrar mucho a dicha esperanza. El RCD Mallorca tiene nueve partidos por delante. Nueve partidos para conseguir una difícil permanencia. Nueve partidos para recortar la distancia de 5 puntos -sí, sólo está a 5 puntos de la salvación– al Córdoba, Nástic de Tarragona y Rayo Vallecano. Tras el último partido ante el conjunto tarraconense, vamos a analizar la situación tanto deportiva como institucional del club bermellón.
Brandon y Monti Galmés dieron la cara tras el empate contra el Nástic de Tarragona. El sábado por la tarde, tras finalizar el partido contra el conjunto catalán, la afición terminó enfadada. El objetivo era ganar pero lo más importante, dejar una buena sensación en el campo. La afición quería ver a su equipo dejándose la piel en el terreno de juego, quería ver que el efecto Barjuan calaba en los jugadores. Un efecto que nunca se palpó en el césped.
Partidos del Mallorca en Son Moix: Córdoba, Elche, Almería, Numancia y Getafe.
Los dos mallorquinistas dieron la cara ante la afición. En la salida de los aldeaños del estadio la afición se quedó esperando a los jugadores, recriminando al equipo su falta de actitud. Brandon salió a hablar con los aficionados para calmar los ánimos. Monti, por su parte, se quedó en el palco pidiendo perdón, mientras que la afición pedía explicaciones. El ambiente terminó muy caldeado en Son Moix.
La mayoría de los partidos restantes son contra rivales directos. El Mallorca depende de sí mismo, pero tiene que hacer un cambio tajante de actitud. La esperanza depende de ellos, de ganar los partidos, como mucho, en Son Moix y puntuar lejos. Empezando en La Romareda, contra el Zaragoza.
Partidos fuera de casa: Zaragoza, Sevilla, Valladolid y Mirandés.
El RCD Mallorca ha estado, a lo largo de su historia, en muchas situaciones críticas. En cada una de ellas ha conseguido sobreponerse, al menos, en las de más reciente historia. Quién no recuerda la temporada de Cúper y el «Intentaremos bajar con dignidad». Ese año el Mallorca estaba a 10 puntos de la permanencia y sólo faltaban 7 partidos. El conjunto bermellón se salvó.
Es ahora cuando más hay que estar con el equipo, pero lo más importante es que el equipo responda con garra e intesidad, que se dejen la vida en el terreno de juego y que permitan a la afición soñar con la salvación.