Con la afición levantada contra Martín Presa por su más que discutida gestión y con un equipo que deambula coqueteando con la Segunda División B. Con esta complicada situación, tanto deportiva como institucional, se hace con las riendas del equipo Michel (conocido como Michel I de Vallecas), hasta ahora entrenador del juvenil A, que es la última bala que Martín Presa tiene en la recámara para evitar el infierno de la categoría de bronce, lo que supondría un despropósito para la entidad del barrio vallecano.
Tras los ceses de José Ramón Sandoval y Rubén Baraja, llega Michel para salvar al Rayo Vallecano de una temporada para olvidar. Inicialmente se presumía que el conjunto rayista sería uno de los claros candidatos para el ascenso a Primera División: tanto por presupuesto, ya que el conjunto vallecano cuenta con uno de los bagajes económicos más altos de la categoría, como por la calidad y el nivel de su plantilla, donde únicamente se incorporaron nueve futbolistas a una base que ya continuaba tras el descenso, entre los que se encontraban los contrastados Trashorras, Amaya, Raúl Baena, Javi Guerra, etc., que, hasta el momento, están mostrando un nivel pésimo y muy alejado de lo esperado.
Sin embargo, pronto comenzó a torcerse la situación, con numerosos conflictos deportivos, muchos de ellos en torno al delantero Miku, resultado de su interés por buscar un futuro lejos de Vallecas y las determinadas actitudes que llevó a cabo, lo que generó un enfrentamiento entre Sandoval y cierto sector de la plantilla, postulado del lado del venezolano. Estas reticencias, que desencadenaron en un vestuario roto, y los decepcionantes números del equipo rayista en la jornada 13 (15 puntos de 39 posibles) provocaron la primera de las dos sustituciones. En el lugar de José Ramón Sandoval llegó Rubén Baraja, tras la derrota en casa por 0 a 1 frente al UCAM Murcia, con el objetivo de sacar al equipo de la parte baja de la tabla y acercarlo hacia el objetivo prioritario: el ascenso. Por su parte, el técnico vallisoletano no tuvo la fortuna de su lado y no sólo no mejoró la imagen del equipo, sino que empeoró los números del técnico anterior (13 puntos de 39 posibles), lo que ha llevado al Rayo Vallecano a un comprometida situación, estando a un sólo punto del descenso.
Ante este complicado pero ambicioso reto se encuentra Michel, que, como dijo en rueda de prensa, no pudo decir «no» al club de su vida. El madrileño tratará de cambiar la dinámica de un equipo carente de ideas en ataque a través de un fútbol combinativo, haciéndose protagonista del partido con balón e intentando volver a conseguir que el Rayo sea ese equipo alegre y con el fútbol vistoso de los últimos años, como afirmó el nuevo entrenador en rueda de prensa al ser cuestionado por su relación y similitud a Paco Jémez. Al menos esto es lo que ha demostrado su juvenil, actualmente cuarto en el grupo 5 de División de Honor; muestra de este fútbol ofensivo es que el juvenil A del Rayo es el segundo máximo goleador de su grupo. El técnico se ve en la obligación de sacar al Rayo del pozo deportivo en el que se encuentra y conseguir salvar esta temporada para así poder empezar a preparar un nuevo proyecto deportivo ilusionante y ambicioso que devuelva al conjunto de Vallecas a la máxima categoría.
Incluso salvando este año la categoría, recuperar la ilusión de la afición será un reto francamente complicado, ya que los aficionados vallecanos ya están excesivamente ofuscados por las actuaciones de su presidente, Martín Presa, máximo responsable de la situación actual del Rayo Vallecano. Su gestión, discutida por un sector mayoritario de la afición, es uno de los puntos que mayor preocupación generan en la grada de Vallecas, que ven como muchos de los valores por los que siempre se ha caracterizado su equipo se están viendo empañados e incluso borrados por la dirección de su presidente, al que piden incansablemente la marcha.
Por ello, la afición rayista se está movilizando partido tras partido en masa para pedir al presidente que abandone su club y dejé de seguir manchando una historia que han ido construyendo con especial atino desde el obrero barrio madrileño. En los últimos encuentros, se están promoviendo quedadas en las inmediaciones del Estadio de Vallecas para hacer público el descontento mayoritario de una afición olvidada por la gestión de su presidente. La próxima tendrá lugar este mismo sábado, en el desplazamiento de la afición al club vecino, al Getafe.
Tiempos negros, momentos complicados para el club de Vallecas, que ve como su futuro está en entredicho por la actual situación deportiva del equipo, al que le comienzan a aparecer los fantasmas de la Segunda División B, y por la situación institucional, debido a la total ruptura entre directiva y afición. Mientras tanto, entre la tormenta aparece Michel, uno de los emblemas de la historia del club, para conseguir poner los cimientos que devuelvan la ilusión a la afición del Rayo Vallecano de Madrid.