Juan Fernando Quintero nació el 18 de enero de 1993 en Antioquia (Colombia).
Foto | Goal
Tuvo su debut como profesional en 2005 con el equipo de Envigado F.C. Allí se formó como jugador y en enero de 2012, concretó su pase al Atlético Nacional. En esta nueva etapa solo estaría hasta final de temporada, ya que el Pescara (que retornaba a la Serie A italiana) se fijó en el joven colombiano y se hizo con sus servicios. Tras pasar una temporada en el equipo italiano, este verano el Oporto consiguió su fichaje por una cifra de unos 4,5 millones de euros.
Quintero realizó un gran campeonato Sudamericano sub-20 y fue una de las sensaciones del Mundial sub-20 de Turquía (fue elegido mejor jugador durante la primera fase). El 16 de octubre de 2012 consiguió su ansiado debut con la selección absoluta de Colombia y, aunque participó en los dos torneos mencionados anteriormente, es ya un fijo en las convocatorias para la categoría absoluta.
Quintero puede jugar de mediapunta o volante, pero siempre muy cerca del balón. Es un jugador muy técnico, que vive para tener el balón entre sus botas. Cuando no lo tiene, se pierde muchísimo. Incluso podemos verle en muchas ocasiones, bajar a la zona media para iniciar desde ahí, él mismo, la jugada. Posee un gran disparo con su pierna zurda, lo que le permite ser un gran lanzador de faltas. Su gran técnica facilita su uno contra uno, en los que el jugador es capaz de salir por cualquier lado, es pura magia. Pero en un jugador tan joven y que aún no ha terminado de formarse, también existen defectos. Quintero, como hemos dicho, sin balón sufre, por lo que en defensa le cuesta mucho. También debe mejorar su visión de juego, aprender a dominar el tiempo, él será el cerebro del futuro Oporto.
Con su llegada a Oporto, Quintero llega a un grande de Europa. Por fin competirá por levantar trofeos, conocer la experiencia de la Champions y cada vez tendrá que soportar más presión y peso en el juego de su equipo. Está llamado a ser uno de los grandes, pero solo el tiempo dirá si Quintero se consagra entre los más grandes o queda en el olvido, como una promesa que no supo alcanzar el éxito.