Termina el 2016, un año que tendría que haberse quedado grabado en las mentes de todos los mallorquinistas. Y, efectivamente, por unas cosas o por otras va a ser difícil de olvidar.
Por desgracia, no será recordado ni por el ascenso ni por los éxitos deportivos. Tampoco por los actos de celebración de una fecha tan importante para los bermellones.
Los actos, aunque algunos muy acertados, han quedado algo cortos y los aficionados se han quedado con ganas de algo más.
El primero a destacar es la gala celebrada el 28 de febrero en el Teatre Principal de Palma. Una ceremonia con algunas bajas importantes y con presencia de algunos que sobraban. Fue un acierto que el acto se pudiese seguir via online en directo para todos los aficionados que no estaban invitados o que no pudieron asistir. Un éxito contar con la presencia de Mateu Alemany o Héctor Cúper, ambos pronunciaron un discurso muy emotivo.
El segundo, el partido del centenario, fue una jornada agradable y tranquila. Algo que los mallorquinistas necesitaban, paella para los socios y victoria cómoda. Ese día los jugadores jugaron con la camiseta del centenario. Una camiseta bastante bonita que conmemora las primeras del club. Para mí personalmente, le sobra el logo tan grande del centenario, pero se tenía que poner. Tal vez hubiese puesto un escudo antiguo o una pieza única juntando varios escudos históricos.
Una celebración muy acertada fue el partido que jugó el Palma Futsal con la camiseta del Rcd Mallorca contra el Barcelona Lassa. Fue una buena manera de unir a las dos aficiones. Y, a su vez, darle un poco de eco al mejor club de las islas, el 4º mejor de la Liga Nacional de Futbol Sala.
La presentación del libro estuvo muy bien, coincidiendo con la fiesta de Sant Jordi. Un gran acierto ha sido dar un pequeño ejemplar del libro a cada socio de la temporada 2016-2017.
Veremos si la película del centenario dirigida por Marcos Cabotá, todavía por estrenar, está a las alturas de las expectativas de los seguidores bermellones.
A pesar de estos actos, ha faltado la carrera popular o algún concierto o celebración que juntara e hiciese hermanamiento entre todos los socios. También ha faltado un desplazamiento con precios bajos para que se apuntase el máximo número de mallorquinistas posibles. Algún que otro descuento en la tienda, algún pequeño obsequio para los socios de la temporada 2015-2016… pero en fin, como dice el dicho, supongo que nunca llueve a gusto de todos.
A pesar de todo, la mejor celebración para los aficionados hubiese sido, como mínimo, una temporada tranquila en segunda división y no tener que salvarse en la última jornada por los pelos. Veremos si los jugadores empiezan este 2017 algo más motivados y regalan muchas victorias a los barralets.