Los últimos actos llevados a cabo tanto por Parejo, jugador del Valencia C.F., como por ocho jugadores del R.C.D. Mallorca, tras la derrota frente al Numancia, han puesto en duda el compromiso que tienen los futbolistas con sus respectivos clubes. En ambos casos, los jugadores han sido «cazados» de fiesta en un momento muy delicado para sus conjuntos, ya que ambos se encuentran inmersos en la lucha por el descenso.

Si bien es cierto que los protagonistas se encontraban en sus días libres, también es verdad que el momento en el que esta noticia sale a la luz no es el adecuado para sus intereses. Hay momentos y momentos y los futbolistas deberían diferenciar cuáles son verdaderamente los adecuados para llevar a cabo este tipo de actos. No cabe duda de que, como defendió Parejo, son personas y como tal deben disfrutar pero este comportamiento no ha pasado desapercibido en ambos clubes debido a la situación en la que se encuentran.

A estas alturas de la temporada la actitud de los jugadores ya estaba en entredicho, pero este hecho no sólo reafirma estas dudas sino que continúa dando síntomas de que una vez más no se está siguiendo el cauce adecuado en las tomas de decisiones y sólo sirve para reabrir una polémica que va en perjuicio del equipo.

Los jugadores pueden vivir sus días libres como realmente quieran, como argumentaron los jugadores mallorquinistas, pero esto no les exime de una responsabilidad y un respeto hacia la afición y el club para el que trabajan. Esta responsabilidad no es otra que conseguir resultados positivos que les acerquen al objetivo marcado, algo que, por el momento, tienen lejos de conseguir en caso de seguir con esta dinámica.