Cuando se piensa en un equipo que ha obtenido doce puntos y que recibiendo en la última jornada al primer clasificado de su grupo, termina ganado 2-0, se piensa en un equipo sólido que ha pasado a octavos de final con cierta solvencia y que es un equipo a tener en cuenta para las eliminatorias directas. Bien es cierto que cuando uno piensa todo eso el primer equipo que se le viene a la mente no es precisamente el Nápoles.

A veces ocurre que impresiones y realidad no terminan de ponerse de acuerdo. Este es el caso del equipo italiano, que firmando números que le otorgarían el pase a octavos de final en la mayoría del resto de grupos deberá hacer gala de su nuevo proyecto en la Europa League.

En la última jornada de la fase de grupos un sólido Nápoles recibía a un Arsenal que ocupaba de forma interina el primer puesto del grupo pero con la clasificación prácticamente asegurada aún perdiendo en San Paolo. Y eso era precisamente lo que hacía el equipo de Wenger tras el gol de Higuaín. Y así transcurría la noche, con Arsenal y Nápoles clasificados gracias al momentáneo empate del Dortmund en Marsella.

La capacidad de análisis y el scouting de los equipos técnicos hoy en día son asombrosas. Tanto, que es difícil comprender que nadie del cuerpo técnico de Rafa Benítez estuviera viendo lo que ocurría en Marsella.

Y lo que ocurría en Francia era que pese al empate de ambos equipos las muchísimas ocasiones que generaba el B. Dortmund eran resistidas por el Olympique más por azar que por acierto. Un hipotético pero probable gol alemán obligaría al Nápoles a ganar 3-0 su partido.

Rafa Benítez es un gran entrenador pero como muchos de sus contemporáneos suele pecar por defecto más que por exceso. Y llegados al último tramo de partido debió recibir de su equipo técnico una frase simple, una frase que indicaba sólo un resultado:” Marsella 1 Dortmund 1 83´ “. El Nápoles decidió asegurar su mínima victoria.

Era el minuto ochenta y cuatro en el Vélodrome cuando Grosskreutz marcaba para el Dortmund y sellaba el pase de su equipo a la siguiente ronda como primero de grupo. El segundo gol del Borussia llegaba tras un golpeo trabado desde la frontal pero no hacía más que refrendar lo que ocurría en el campo. El dominio del equipo de Klopp era absoluto y se sucedían clarísimas ocasiones que no se terminaban de concretar, fallo de Lewandowski a puerta vacía incluido.

Tras pase de Insigne Callejón hacía el 2-0. Era el minuto 92´y ni siquiera daba tiempo a volver a sacar de centro. Un equipo solvente, que termina la clasificación con doce puntos y que ganaba 2-0 al que llegaba como primer clasificado de su grupo quedaba eliminado de la Champions. Se habían quedado a un solo gol de continuar en la mejor competición europea. Las lágrimas de Higuaín y la incredulidad del resto de sus compañeros reflejaban lo acontecido esa noche en Nápoles.

Desconocemos quien fue, si es que lo hubo, el encargado de ver esa noche un Olympique de Marsella Vs Borussia Dortmund. Desconocemos si el encargado hizo bien su trabajo y fue Benítez quien tomó la decisión más sencilla, la que quizá hubiésemos tomado todos, la misma decisión que va a poner a prueba la fuerza mental de un equipo hecho para estar al menos entro los dieciséis mejores de Europa y que tendrá que adaptarse a jugar la Europa League, donde la presión y la exigencia para Benítez se va a multiplicar hasta el punto de poder volverse en su contra aquello que tantas otras veces le ha encumbrado. El resultado.

Pepe Navarro Barranco

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