Opinión, por Tommy M. Jaume, periodista y mallorquinista
El empate cosechado el pasado domingo en Oviedo (1-1) nos dejó con la sensación de haber perdido una nueva oportunidad para sumar la que hubiera sido la primera victoria a domicilio en el presente curso. No obstante, la igualada ante los carballones puso fin a la racha de dos derrotas consecutivas. Será porque estamos huérfanos de alegrías. Nos conformamos con poco, aunque delante tengamos a otro recién ascendido.
Un punto con sabor agridulce como uno de esos momentos en los que según el estado anímico del sujeto en cuestión, puede verse el vaso medio lleno… o medio vacío. Personalmente, escojo la primera. Prefiero seguir soñando que darme por vencido cuando tan sólo llevamos siete fechas. Además, llamadme soñador, pero percibo un notable grado de compromiso en el plantel. A pesar de la situación compiten y no se dan por vencidos. Y eso que el entorno tampoco ayuda.
En el Nuevo Tartiere, Ferrer alineó un once en el que destacaba el blindaje del carril derecho, ocupado en esta ocasión por dos laterales: Campabadal y Biel Company. Además, Moutinho repetía en un equipo titular donde la dupla Sissoko – Yuste es intocable. Eso sí, en esta ocasión fueron acompañados por un Javi Ros que merece partir desde inicio desde la partida. Y no sólo por el gol que anotó poniendo fin a la sequía ni tampoco por su vehemencia a la hora de celebrarlo, sino por su clase y personalidad sobre el césped. El donostiarra no se esconde, combina bien y busca siempre portería. El trío que formaran Ros – Moutinho y el ahora lesionado Brandon promete dar que hablar.
En otro sentido, y a pesar del gol recibido, tengo que reconocer que el eje de la zaga cada vez me gusta más. Alverdaño y David Costas se complementan bien, tapando él uno con sus virtudes los defectos del otro. El catalán exhibe en cada choque atisbos de su calidad a la hora de sacar la pelota jugada desde la retaguardia, un aspecto fundamental en el Mallorca actual.
La situación en la tabla es circunstancial, si bien no deja de ser preocupante. Anclados en la parte baja de la tabla, los 5 puntos sumados hasta la fecha no reflejan ni mucho menos lo exhibido sobre el pasto. Hay que reconocer que la mala suerte se está cebando con los nuestros, que volvieron a marrar numerosas ocasiones ante el marco rival. Bianchi, que durante la semana expresó su desilusión, perdonó lo imperdonable para un jugador que se supone de tanta calidad. Además, al italiano le han pillado la matrícula. No deja de ser provocado por los defensas rivales quienes ya conocen su fuerte temperamento. El transalpino tampoco ayuda ya que sus protestas al colegiado se repiten de manera constante y de manera aireada. Esperemos que recupere pronto su sonrisa.
Los bermellones, en el Tartiere de blanco por cosas del fútbol moderno y su merchandising, tienen que agarrarse al efecto Pigmaleon y sumar el domingo ante la Llagostera el segundo triunfo de la temporada. De lo contrario, de poco o nada servirá haber exhibido un buen fútbol. Ante los catalanes, tan solo sirve la victoria. No quiero ni pensar en lo contrario…