Segunda parte del año
2015 con la configuración del ascenso como pilar fundamental en la
primera mitad de la temporada actual. Primera
parte protagonizada por los despidos, los readmitidos y una temporada
que supo a poco y acabó en un fracaso reconocido.



VII. Empezó una nueva
temporada. La actual. Un comienzo en el que los máximos
responsables del club conformaron la 2015/2016 como el año del
ascenso. Con el centenario del Mallorca a la vuelta de la esquina,
Utz Claassen a la batuta emitió, sin aun empezar a fichar, la
promoción a Primera División como único y principal objetivo. El
primer paso fue realizar el famoso casting de entrenadores. Le cogió
el gusto a la elaboración de reuniones con diferentes integrantes y
siempre de uno en uno, como ya hizo en su día en Son Bibiloni con
los futbolistas la temporada pasada. Los nombres no tardaron en
salir. Desde José Antonio Anquela, Quique Setién o Fernando
Vázquez, este último lo cazaron las cámaras de IB3 Televisió
saliendo de la supuesta reunión en un restaurante que, fíjate
por donde, el dueño es el último míster que había tenido el club
bermellón. Las cosas en el Mallorca parece que, por muy mal que
hayan podido ir, se olvidan.

VIII. Los futbolistas
que habían formado el equipo la pasada temporada quedarían bien
pocos de cara a la actual. Las salidas fueron de tres en tres.
Incluso algunos, los más allegados, se enteraron en el momento de
la marcha de diferentes jugadores de que seguían estando, pensando
que ya habían cogido la puerta antes de las fechas. Fueron
desfilando los subordinados en su día por Dudú Aouate, ex portero
mallorquinista que estuvo al frente del club menos tiempo que Jaime
Pacheco como míster del Mallorca la temporada 2003/2004. También,
finalmente, partieron dos futbolistas que hasta el último momento
no tenían asegurado su futuro. Tanto Pau Cendrós como Agus
llegaron a un acuerdo con el director deportivo, Miquel Àngel
Nadal, en relación a las cantidades económicas que percibirían
dada su salida, ya que los dos jugadores aun tenían contrato
vigente con el club. La marcha de Cendrós fue por la puerta más
diminuta del Real Mallorca. No se lo merecía. Porque además de que
no contaban con él, padeció en sus carnes un episodio novelesco.
En el que el jugador mallorquín, supuestamente, informó por
escrito que se ausentaría tres días de sesiones preparatorias
porque se casaba pero el club afirmó no saber nada del paradero del
jugador. Y, para más inri, el míster le dio el mensaje de buenos
días en sala de prensa: “la gente tiene que entender que esto no
es una broma, es un proyecto serio para ascender a Primera”. Y tan
serio. Se ve que en el Mallorca también no iban los fax.

IX. Y hablando de
míster, finalmente el técnico que iba a devolver al equipo a la
máxima categoría del futbol español no fue ninguno de los que
aterrizaron en Mallorca en busca de un puesto, aunque era un
allegado del director deportivo del club en su etapa con el “dream
team”. Albert Ferrer Llopis fue el elegido el 20 de junio en una
presentación arropado por presi, vice, su “compi” Nadal y hasta
de su segundo, Pepe Gálvez, que a la postre sería el primer
entrenador en detrimento del Chapi. En la ceremonia de bienvenida,
Utz Claasen quiso poner la guinda al pastel atajando que “por
primera vez no se ha filtrado ningún nombre”, haciendo referencia
al proceso de casting de entrenadores. Un proceso que, en palabras
del presidente, tuvo 18 candidatos de los cuales 3 tuvieron
experiencia en Champions. Se prefirió la experiencia de un ascenso
sobre la bocina a primera división. Después ya vino el colofón
de ilusión desfasada con la campaña “I tu, puges?” donde el
nuevo técnico del Mallorca antes de pisar el verde de Son Bibiloni
lo mostraron como la imagen del ascenso. Toda
imagen propagandística Chapi-Mallorca, Mallorca-Chapi quedará en
el recuerdo de la torpeza absoluta.

X. El Real Mallorca
empezó a mover ficha en el mercado. La primera incorporación fue
un portero alemán. Timon Wellenreuther. Y el último fichaje fue la
del delantero italiano Rolando Bianchi. Entre la presentación de
Timon y Bianchi hubo un sinfín de incorporaciones que transformaron
por completo al equipo. Lavado de caras. Porque las salidas fueron
dispares. La primera fue de Marco Asensio que ya jugó una gran
parte de la pasada temporada sin ser jugador del Real Mallorca. El
calvianer subió a la primera plantilla y en el tiempo que estuvo se
encontró un equipo carente de juego colectivo. Llegó a ser
insustituible, como tenía que ser, y se marchó un futbolista que
supo a poco su estancia con el Mallorca en Segunda porque antes o
después hubiera venido un grande, en este caso fue el Real Madrid
con resbalón anterior del FC Barcelona, para llevarse al mejor
futbolista mallorquín. Otro caso similar fue el de Pedro Bigas. El
Mallorca le puso la renovación tarde al jugador que, igualmente, ya
tenía decidido que quería juagar en Primera porque un club recién
ascendido le tocó a la puerta. Y no se lo pensó ni un segundo. Por
otro lado, Pep Lluís Martí se retiró como futbolista en activo,
proclamándose como el jugador más mayor (40 años) en vestir la
casaca bermellona. Un ex futbolista que, para sorpresa de todos,
entró en escena como entrenador del Tenerife. Y no le van las cosas
mal, ya que estuvo a un encuentro de firmar el mejor arranque en el
banquillo blanquiazul. En cuanto a las incorporaciones, Utz Claassen
y Nadal presentaron al portero alemán como una joven promesa cedido
por uno de los equipos puntales en Alemania como es el Schalke 04.
El aficionado mallorquinista solo tenía la imagen, si la atesoraba,
del 1-6 frente al Real Madrid en Champions. Y el último, Rolando
Bianchi, venía de Italia como un referente goleador. Eso sí,
llevaba mucho tiempo sin marcar. Y sigue sin ver portería. Lleva
dos goles, y uno de penalti. Puede que se tomara muy enserio las
primeras palabras que dijo como jugador del Mallorca. “Quiero
marcar, pero prefiero anotar menos y ganar el campeonato. Espero
hacer goles decisivos”. Entre medio un número importante de
incorporaciones, pero sobresale el trío formado por Hugo Gomes-Luis
Filippe-Vinicius Lima. Si uno sale bien la operación habrá sido un
éxito, en palabras de Utz Claassen.

XI. En cuanto al
apartado futbolístico, el Real Mallorca no pudo empezar de la peor
manera. Su arranque frente al Alcorcón deparó el terror en las
carnes de todos los aficionados. Parecía un mero tropezón pero
finalmente el equipo se acostumbró a residir en la zona baja de la
clasificación. La sangría defensiva arrastrada en años anteriores
pasó a un segundo plano porque la mejoría fue plausible con un
jugador que sobresale por encima del resto. David Costas. Que fue
una recomendación de Luis Enrique, que ya lo tuvo en el Celta de
Vigo, a Chapi Ferrer. Lucho no se equivocó. Pero, el equipo no
arranca y el foco apunta sin reparo al ataque. La falta de pegada y
de puntería ha hecho que ninguno de los delanteros llene de goles
los dedos de, tan solo, una mano.

XII. Con un equipo
atascado, la zona privilegiada de Son Moix decidió el 30 de
noviembre prescindir de los servicios de Albert Ferrer. Tres
triunfos en 15 partidos, además de no haber podido conseguir aun la
primera victoria a domicilio, dejaron al Chapi Ferrer sentenciado.
Costó tomar la decisión porque no querían tomar el ejemplo de
Serra Ferre vestido de Florentino que destituyen a diestro y
siniestro por terremotos que no están ni registrados en la escala
de Richter. El catalán no quiso despedirse completamente de nadie.
Hasta se negó a que los mismos empleados del club elaboraran una
carta de despedida para colgarla en la plana web. La puerta de
atrás, desgraciadamente, se ve más que la de adelante. El
sustituto fue el segundo espada del despedido. Tomaron la decisión
de dar la oportunidad a los de la casa, ya que normalmente se suele
buscar fuera antes de mirara dentro. Gálvez ya conoce los tres
escenarios que pueden producirse en un partido. El año acabó con
un empate y empezó con otro. La misma situación con los mismos
protagonistas. Sin embargo, con el año nuevo savia nueva, entrando
en la parcela administrativa un grupo americano encabezado por el
dueño de los Phoenix Suns, Robert Sarver. Han llegado destilando
ilusión, honradez y compromiso. Estas personas tiene detrás un
currículum de prestigio, algo que les acredita. Tiempo al tiempo
para ver, de una vez por todas, una estabilidad en el club. Palabras
mayores.