Mientras el club apuesta por estrategias de marketing como mandar a un jugador a la Kings League, una liga que está más pensada para sacar clips virales en TikTok que para competir, sobre el césped el Mallorca está firmando una segunda vuelta casi de descenso. Tras cerrar la primera mitad del campeonato en sexta posición y con la mirada puesta en Europa, solo cuatro equipos han rendido peor que los bermellones en lo que va de segunda vuelta: Valladolid, Las Palmas, Leganés y Girona. La derrota contra el Celta fue la gota que colmó el vaso: un equipo sin alma, sin ideas, como si parte del vestuario hubiese desconectado tras alcanzar los 40 puntos. La actitud fue, sencillamente, lamentable.

Y aun así, los 40 puntos hay que valorarlos. Porque en Primera División no se regala nada, y alcanzar esa cifra garantiza prácticamente la salvación. Pero lo que no se puede hacer es esconder todo lo demás detrás de ese número. La mayoría (30) llegaron en una de las mejores primeras vueltas en la historia del Mallorca. Pero desde entonces, no solo ha caído el rendimiento: también se dejó pasar una ventana de invierno sin reforzar nada. Cero fichajes. Y los que llegaron en verano, a última hora, no están aportando absolutamente nada.

Cada vez que Jagoba Arrasate tiene que mirar al banquillo para cambiar algo, se encuentra con un dolor de cabeza. Faltan recursos, faltan perfiles, falta fondo de armario. Y eso no es culpa suya. Es el resultado de una planificación deportiva que se ha quedado corta. También hay futbolistas que reclaman minutos en la prensa y luego, cuando pisan el césped, no demuestran nada. Y tampoco hay que olvidarse de Muriqi: no puede ser que cada parón de selecciones venga acompañado de molestias y varios partidos de ausencia. El Mallorca no puede permitirse que su estrella se pierda siete u ocho encuentros cada temporada por lesión.

Después está el caso de Larin. El canadiense arrastraba molestias antes de Mestalla, sí, pero desde dentro se comenta que, al saber que no iba a ser titular, puso de su parte para no viajar. Un gesto cuestionable en cualquier contexto, más aún en un jugador por el que se invirtieron ocho millones de euros y cuyo rendimiento ha estado muy por debajo de lo esperado. Está en el mercado, y si llega una oferta razonable, lo lógico sería dar por cerrada su etapa en la isla.

Larin en el Mallorca vs Celta
Fuente: RCD Mallorca

Los 40 puntos hay que celebrarlos, sin duda. Alcanzar esa cifra en Primera nunca es fácil y tiene mérito. Pero tampoco hay que olvidar cómo se han conseguido. Porque el fútbol, igual que la vida, no va solo de resultados. También va de actitud, de competir, de respetar el escudo que llevas en el pecho. Y en eso, hay quienes en esta segunda vuelta no han estado a la altura. Europa aún es posible, sí, pero con las bajas, el desgaste y un banquillo corto de soluciones, ahora mismo parece más un deseo que una opción real.