El partido frente al Sevilla del pasado lunes tuvo un gran protagonista en clave bermellona: Robert Navarro. El internacional sub-23 salió desde el banquillo y cambió por completo el desarrollo del encuentro. Su actuación ha generado un gran revuelo en redes sociales y medios, donde muchos aficionados han pedido que sea titular en todos los partidos. No cabe duda de que su irrupción en el Sánchez Pizjuán ha sido el tema más comentado de la semana. Sin embargo, mientras la atención se centra en Navarro, hay otros jugadores que, sin acaparar titulares ni encender debates, están rindiendo a un nivel altísimo. Quizá el mejor ejemplo de ello sea Omar Mascarell.
El centrocampista tinerfeño pertenece a esa categoría de futbolistas que no suelen captar la atención del gran público, pero cuya aportación es fundamental para el equipo. No es un jugador vistoso ni especialmente mediático, pero su incidencia en el juego es incuestionable. Su labor en la medular le convierte en un pilar para el equilibrio táctico del Mallorca, aunque a simple vista pueda pasar desapercibido. Mascarell es uno de esos jugadores «de entrenador», de los que aportan mucho más de lo que reflejan las estadísticas.
Y aun así, hay cifras que respaldan su importancia. Con un total de 32 recuperaciones, es el futbolista del Mallorca que más balones ha robado en lo que va de temporada. En toda LaLiga, solo seis jugadores superan ese registro. Pero su influencia no se limita a la faceta defensiva: su claridad en la salida de balón es otro de sus puntos fuertes, un aspecto en el que incluso algunos lo consideran superior a Samú Costa, pese a que el portugués parezca inamovible en el once.
Resta por ver qué papel desempeñará Mascarell una vez que Morlanes y Samú se recuperen de sus respectivas lesiones y vuelvan a estar disponibles. Lo que está claro es que Jagoba Arrasate confía plenamente en él y es consciente de que su trabajo en la sombra es clave para mantener el equilibrio del equipo.