El dato es estremecedor: en lo que va de 2025, el Mallorca aún no ha visto portería. La falta de gol es evidente: cinco partidos y cero tantos a favor. Si a esto se le suman los 13 goles encajados, el equipo resulta irreconocible en comparación con la primera mitad de la temporada. Arrasate tiene un problema urgente que resolver.
Lo lógico es señalar a la delantera, pero también hay que fijarse en la escasa aportación de la segunda línea. El máximo goleador del equipo es Cyle Larin, con cinco tantos, seguido por Muriqi y Dani Rodríguez, ambos con tres. Detrás aparecen Abdón y Valery, con dos goles cada uno. Lo llamativo es que estos dos últimos son el tercer y cuarto jugador con menos minutos en la plantilla, lo que dice mucho por sí solo.
Las cifras goleadoras del Mallorca no corresponden a un equipo que pelea por entrar en Europa, aunque ahora mismo lo esté haciendo. Los de Arrasate son, junto al Leganés, el cuarto equipo con menos goles en el campeonato. En la delantera hay un problema evidente: el rendimiento de Larin, aunque es mejor que el de la temporada pasada, está siendo irregular; Muriqi está lejos de los 15 goles que marcó en la 2022/23, en parte porque apenas le llegan balones; y Abdón apenas cuenta con minutos.
Además, en las bandas y el centro del campo, la aportación es mínima, con la única excepción de Dani Rodríguez. Esto demuestra que el problema va más allá de un jugador o un simple bajón de forma, aunque en casos como el de Muriqi pueda serlo. El problema del Mallorca radica en la falta de creación de ocasiones claras y en su escasa producción ofensiva: solo ocho tiros a puerta en cinco partidos de 2025. Si a esto se le suma la falta de efectividad en las pocas oportunidades generadas, el resultado es un equipo sin pegada y con serias dificultades para sumar puntos.