Emoción. Llantos. Despedidas. Cada final de temporada atesora una historia diferente. Ha sido un año largo, intenso y hasta un tanto inusual, pero qué sería de nosotros sin que el fútbol nos quitara años de vida cada temporada. En esta, tanto la afición como el equipo ha conseguido combinar todos los géneros cinematográficos en tan solo unos meses. La acción, la fantasía, el drama y cómo no, el romance, han sido los protagonistas en la vida de los mallorquinistas.
La acción. Cada inicio de temporada acarrea un cúmulo de emociones. Cinco jornadas necesitó el conjunto balear para conseguir la primera victoria. En ese momento, todos sabíamos que iba a ser un año largo, como todos. El resto de la temporada fue un empate tras empate y tiro porque me toca, pero eso sí, sin rozar la zona de descenso en ningún momento gracias a victorias esporádicas. Una hazaña que debemos valorar, recordando los años en el que el club ha estado en el barro.
La fantasía. Muchos crecimos escuchando en La Sexta una frase que nos marcó por completo: «Bienvenidos a su casa. Bienvenidos a La Sexta y a la Copa del Rey, dónde los sueños se cumplen». Este lema se ha cumplido 21 años después en Mallorca. Las calles se llenaron de banderas y bufandas bermellonas. Los niños fardaban por las calles portando con honor la camiseta del club. Todo era ilusión, felicidad y pasión. La vida fue más fácil disfrutando de la copa. No conseguimos el título, pero nos llevamos algo que no se paga con títulos: la fortuna de haberlo vivido.
El drama. La recta final ha sido un camino lleno de baches. Tras perder la final de la Copa del Rey, la competición liguera se convirtió en un pasatiempo al que nadie le prestaba atención. Cuando nada podía ir a peor, los de abajo empezaron a puntuar y el conjunto bermellón se vio obligado a hacer lo que mejor se le da: salvar los muebles en el último momento. Un final anticlimático para lo bonita que fue la historia.
Todo esto no tendría sentido sin el toque romántico de todos los años. Las despedidas ponen las emociones a flor de piel y la marcha de Javier Aguirre ha sido la tecla exacta para generar en todos nosotros una sensación de amor eterno a este club. Debemos valorar esta temporada como lo que ha sido: histórica. Todos y cada uno de nosotros hubiéramos firmado a principio de temporada, salvarnos en la penúltima jornada y llegar a la final de la Copa del Rey. El final ha sido extraño, pero siempre nos quedaremos con haberlo vivido.