Os lo voy a explicar de una manera muy sencilla: quien echa a los leones a Javier Aguirre es alguien que no recuerda Peralada. Es alguien que espera cualquier leve resquicio para explotar, como un volcán en erupción. Sus números no son buenos, son de sobresaliente y, si este año consigue por tercera vez la salvación, de matrícula de honor.
Pasad y decid que no. Venga.
Los resultados son excelentes. ¿Las formas? Es más aburrido que una tortuga. Pero cumple. Y a mí en este momento me vale. Saca oro, aunque le culpen y quieran vender una situación imaginaria. La que imaginan todas las personas que no lo quieren. Se equivocan. Porque el Mallorca todavía solo aspira a salvarse y ya nos ha regalado una final de la Copa del Rey. Milagro.
Se vende que la situación del equipo bermellón es mala. Claro que todos querrían que su equipo ya estuviera salvado. Pero saca seis puntos al descenso a falta de solo dieciocho puntos por jugarse. Son muchos.
El domingo juega un partido muy importante en campo del Cádiz, el equipo que marca el descenso. Para los gaditanos sí es una final. Finalísima. El último clavo ardiendo al que agarrarse. Para el Mallorca no. En el peor de los casos, se le acercarían a tres puntos y con el golaveraje ganado por ellos. Estarían cerca. Aunque los bermellones seguirían dependiendo de sí mismos y con tres partidos de los cinco por delante en Son Moix. Los andaluces solo jugarían dos en su feudo.
Un empate es una victoria. Cualquier resultado que no fuera una derrota sería una victoria. Prácticamente sellar la permanencia a falta de todavía cinco jornadas.
La paciencia y la gestión emocional es la respuesta a los momentos de crisis. La debe tener el entorno que no confía en Aguirre. Son una lava caliente que quiere llevarse por delante todo lo construido.
Los futbolistas están manejando bien la situación. Es cierto que la pelota no entra, pero el equipo compite y está jugando bien.
Un dato: en los últimos cinco partidos el Mallorca solo ha perdido dos. Ganó al Granada, empató al Valencia en Mestalla, empató contra el Athletic y perdió en los penaltis y perdió contra el Real Madrid y el Sevilla. El Mallorca no está en una mala racha. El problema es que hay demasiadas personas que quieren echar mierda sobre el trabajo de Javier Aguirre, el auténtico líder que ha hecho al Mallorca grande, aunque les moleste. Son un volcán en erupción. Personas que restan y que hay que mantener alejadas.