El RCD Mallorca ganó este pasado 6 de abril. No ganó el partido; tampoco levantó el trofeo que sí obtuvo el Athletic tras vencer en la tanda de penaltis al equipo mallorquín. El Mallorca ganó por lo vivido fuera y dentro del terreno de juego. Un día único que, con el tiempo, adquirirá un valor único. Los Sergi Darder, Samu Costa, Antonio Raíllo, Vedat Muriqi o Dominik Greif ya tienen un hueco en la historia del club balear. El hecho de perder, que es lo más común en el fútbol y en la vida, no tiene que empañar lo vivido durante el camino.
La primera parte fue la típica puesta en escena de un equipo que sabe perfectamente a qué juega. Con varias sorpresas en el once como las presencias de Valjent o Darder, Javier Aguirre aplicó su plan a las mil maravillas. El muro defensivo del Mallorca fue precisamente eso: una orden clara y concisa que anuló por completo a nombres como Nico Williams, Oihan Sancet o Gorka Guruzeta. Pese a que la intención del Athletic era hacer daño con la velocidad de los hermanos Williams, el físico de los Raíllo, Gio González y Toni Lato logró anular por completo las embestidas. Y en este contexto de aguante, el equipo bermellón aprovechó a las mil maravillas uno de los pocos acercamientos al área rival. A balón parado, en la salida de un córner, Dani Rodríguez marcó el 0-1 a los veinte minutos. Una acción embarullada que terminó de la mejor manera posible y que sirvió para poner por delante al equipo balear. En la primera parte restante, el Mallorca aguantó como un jabato y solo el pequeño de los Williams intimidó a Greif con un gol anulado por fuera de juego.
La segunda mitad empezó con una clara ocasión de Larin. Pudo ser el 0-2. Poco después, y tras un inicio superlativo del Athletic, Sancet empataba el encuentro con un gran golpeo dentro del área. El asedio del Athletic durante los primeros quince minutos de la segunda mitad reclamaba un tiempo muerto para reubicar al Mallorca en el campo. La suerte es que los de Aguirre aguantaron. Supieron sufrir las embestidas de un inspirado Nico. Durante los 90 minutos el Mallorca rozó el drama recibiendo acercamientos peligrosos de los vascos, pero no todos terminaban comprometiendo a Greif. Por su parte, y ya incluso en la prórroga, Muriqi y Antonio pudieron dar la sorpresa marcando.
La tanda de penaltis ya fue una victoria. Con arenga incluida como pasó en Anoeta, el Mallorca tuvo desde los once metros el poder levantar la Copa del Rey. Los lanzadores del Athletic no fallaron; en clave bermellona, Morlanes y Radonjic no pudieron marcar. El partido se perdió, al menos en lo futbolístico, pero la proeza del equipo balear es superlativa. El Mallorca debe usar este partido y esta resistencia para seguir creciendo, y no lo hará solo: los más de 20.000 mallorquinistas que estaban en La Cartuja no abandonarán nunca el barco.