Hasta aquí. El Atlético Baleares cayó en Ceuta y, matemáticamente, se convirtió en equipo de SegundaRFEF. Los blanquiazules realizaron un partido muy competitivo ante un conjunto de la zona alta. Los de Jaume Mut empataron después de que se adelantaran los locales, un punto que hubiera servido para no perder aún la categoría, pero la desgracia llegó en el 90: los locales, de penalti, se llevaron la victoria. Terminó, así, una temporada de pura agonía donde los jugadores no han estado a la altura. Tampoco la directiva, incapaz de tomar buenas decisiones desde el verano en el mercado de fichajes.

Por comentar el partido, empezó con los visitantes bien plantados y, sobre todo, sin conceder ocasiones. La primera parte fue muy igualada y ninguno de los dos equipos fueron capaces de anotar. Con el 0-0 se llegó al descanso. La segunda parte empezó muy similar y se decantó con un gol de falta por parte de los locales. Cedric superó a la barrera, imposible para Jero. Poco después, Rochina empató el encuentro después de una gran asistencia de Azeez. En el 90 llegó el definitivo tanto después de un penalti dudoso de Josep Jaume. Lolo no falló y anotó el 2-1 definitivo. Una derrota que hace al Baleares equipo de SegundaRFEF a falta de cinco jornadas para que termine la liga regular.

«Es un día triste para todos, hay mucha gente detrás que no será un buen día y sólo nos queda pedir disculpas. El año que viene los volveremos a llevar donde se merecen. El empate no nos valía a ninguno y sabes que el partido se podía abrir, pero ha caído de su lado como tantas otras veces esta temporada. Hubo la posibilidad de sumar desde el principio, tuvimos 30 minutos muy buenos en la primera mitad en la que ellos terminaron siendo superiores. En la segunda hubo fases. Tiene mérito irte de aquí con un gol de falta y otro de penalti porque el Ceuta es un equipazo y toca darle la enhorabuena y desearles que puedan subir porque el club y el equipo se lo merecen«, destacaba Mut tras el choque en Ceuta.

El Atlético Baleares dice adiós tras 14 años

Desde que en 2010 el Atlético Baleares subió a la ya extinguida Segunda División B, siempre se había codeado con los mejores. Un proyecto, el de Ingo Volckman, que tenía el claro objetivo de devolver el fútbol profesional a la Vía de Cintura. Pese a rozar el ascenso a Segunda en varias ocasiones ganando ligas y llegando lejos en diferentes play-offs, el Baleares tendrá que dar un paso atrás para recomponerse de un duro golpe. El descenso se visualizaba desde que la temporada empezó. Con tensión en el banquillo, con un Tato García que duró bien poco; luego llegó Juanma Barrera y, por último, Jaume Mut.

La plantilla no ha estado al nivel esperado. Nombres propios como Víctor Pastrana, David Rodríguez, Armando Shashoua, Jero Larios o Alberto Villapalos. Jugadores que llegaron a la isla con un alto caché y con el objetivo de luchar por otras cosas. Ahora la dirección deportiva tendrá un profundo trabajo para preparar un nuevo proyecto. La próxima temporada el objetivo no deberá ser otro que recuperar la plaza en PrimeraRFEF y para ello se vendrá una profunda limpieza dentro del vestuario.

Atlético Baleares
Foto: Atlético Baleares