Manejar la situación y gestionar las emociones son la base para dejar a un lado el sufrimiento e intentar ser feliz. Para ello hay que mostrar seguridad. Algo en lo que el Mallorca se está equivocando mucho. Ya va siendo hora que nos centremos en el sábado.
La indecisión es inseguridad. Y, por eso, el mallorquinismo vive días nerviosos. Porque la preparación de la final de la Cartuja está siendo mala.
Nadie está apuntando con acierto a la diana nazarí.
La primera final es este sábado. Hay que preparar algo grande. Pero, como la indecisión llama a la inseguridad, el dardo nunca puede dar en la diana.
Con una victoria ante el Granada, el Mallorca daría un paso de gigante hacia la permanencia. Y nadie mira hacia allí. Solo espero que el maestro don Javier Aguirre concentre y aísle a sus futbolistas de toda la parafernalia farandulera.
Y me da miedo el partido. Hay que fijar la atención. Solo confío en Javier Aguirre. Sé que él quiere revancha. Como todos los jugadores que vivieron la pesadilla del 2-6 hace dos años.
Raíllo, Jaume Costa, Valjent, Antonio Sánchez, Dani Rodríguez, Vedat Muriqi, Abdón Prats, Pablo Maffeo, Gio González y Dominik Greif quieren revancha. Se intentarán vengar. Pero ya va siendo hora que nos centremos en el sábado.