A las 16.15 echará a rodar el balón y el Mallorca y Celta pelearán por llevarse los tres puntos de Son Moix e instaurar el estado de alegría entre sus aficiones. Cuando acabe la fiesta del remodelado e inaugurado campo mallorquinista, los chicos de Javier Aguirre buscarán un triunfo que los aleje de los puestos de descenso y aumentar la racha de partidos sin perder en casa. Suman ya ocho.

Con una defensa cogida con alfileres, la plaga de bajas preocupa. A las conocidas lesiones de Valjent y Jaume Costa, hay que sumarle la baja por sanción de Nastasic y a la casi segura operación de Pablo Maffeo del lunes, que lo dejará alejado de los terrenos de juego durante casi cuatro semanas, pero que hoy forzará. 

Con tres de los cinco defensores habituales de baja, el entrenador mexicano alineará una defensa formada por Maffeo, Gio, Raíllo, Van der Heyden o Copete y Lato. A priori, en el mediocampo, continuará con Samú, Morlanes, Antonio, Dani y arriba Larin.  Un once que se ha ganado jugar a base de trabajo la oportunidad de tener un papel importante, pues jugadores como Antonio o Morlanes han aprovechado las pocas oportunidades que han tenido. La suplencia de Sergi Darder es el resultado de partidos poco trascendentes del jugador de Artà que solo tiene dos respuestas: el jugador no se ha adaptado al sistema o Aguirre no ha conseguido crearle su posición ideal.

El Celta de Rafa Benítex llega a la isla en el mejor momento de la temporada. Con dos victorias en los últimos tres encuentros de LaLiga, los vigueses quieren poner tierra de por medio con la parte baja.  Cuentan con las bajas de Bamba, Starfelt, Cervi, Aidoo e Iván Villar. Aspas y Larsen tratarán de aprovechar los puntos débiles de la defensa bermellona.

Con un bagaje de tres victorias en las tres veces que Javier Aguirre se ha enfrentado al Celta de Vigo, tratará de emular el mismo resultado que las veces anteriores: 1-0. Siempre ha ganado por la mínima al equipo celeste desde que es entrenador del Mallorca. Hoy el equipo bermellón tiene una oportunidad de oro para sumar de tres, escaparse del descenso, ganar el golaveraje a un rival directo y mantener la ilusión y la fiesta de una afición que también desea llegar lejos en la Copa del Rey. El Mallorca debe instaurar el estado de alegría.

 

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