El Mallorca ganó hace ya diez días su segundo partido de la temporada. Lo hizo en Son Moix ante un Sevilla muy mermado que apenas una semana después ha visto como su entrenador ha sido fulminado y como sus opciones de continuar en competición europea se disipaban. El Mallorca acumula cuatro partidos consecutivos con la portería a cero, lleva seis puntos de los últimos doce en disputa y probablemente mereció alguno más. Esto último es, precisamente, lo más preocupante. Puede parecer que existe una mejora en el Mallorca, pero nada más lejos de la realidad.

Hay que ver las cosas con perspectiva. El Mallorca ha disputado sus últimos cuatro partidos de liga ante cuatro de los últimos cinco clasificados y tres de esos partidos los ha jugado en casa. El balance, teniendo en cuenta el nivel de los rivales, de estos cuatro partidos es bastante pobre. Se ha sido incapaz de ganar a Alavés y Cádiz en Son Moix, dos equipos con plantillas de menor nivel y de menor valor, se tuvo la suerte de ganar el partido que probablemente menos merecieron ganar los de Aguirre y no se pasó del empate a cero ante un Almería que es carne de segunda división y que no reaccionó hasta el 80’.

Es cierto que el equipo lo intenta, pero intentarlo nunca ha sido suficiente en Primera División. El Mallorca sigue disparando balas de fogueo, le cuesta un mundo meter gol y atrás, a pesar de los cuatro partidos con portería a cero (contra rivales de poca entidad), no es ninguna maravilla. Por si fuera poco, el centro del campo, exceptuando a Samu Costa, parece que sigue sin enterarse mucho de la película. Ni Darder ni Dani, este último lo intenta más, están al nivel esperado y exigido. Larin sigue fallón y los que entran desde el banquillo lo están más todavía. La victoria ante el Sevilla no es más que un espejismo que no debe despistar ni a la afición, ni al cuerpo técnico ni a los jugadores. El equipo bermellón sigue rindiendo a un nivel muy bajo y conformarse con estos resultados contra equipos que están por debajo de ti denota un conformismo que no trae nada bueno.

Hay mucho trabajo por hacer y poco trabajo hecho, el calendario apremia y los que siguen por detrás empezarán a sumar tarde o temprano. Esperemos que cuando lo hagan el Mallorca ya haya despegado. Aguirre, a mi juicio, sigue sin dar con la tecla y el crédito que tiene no es infinito.  El jueves, en Son Moix, ante un Osasuna que a pesar de su victoria el pasado fin de semana está rindiendo también por debajo de lo esperado, aguarda una buena oportunidad para los de Aguirre de poner tierra de por medio con un descenso que de momento aprieta, pero no ahoga.

Jugadores del Mallorca en Son Moix.
Foto: RCD Mallorca