Que la situación delicada que está atravesando el Mallorca recaiga solo en los hombros de Javier Aguirre es injusto. Es cierto que el equipo solo lleva una victoria en catorce encuentros y que no gana en casa desde el último partido de la temporada pasada, pero también hay que hablar de Pablo Ortells. El director deportivo es el artífice de la confección de la plantilla y ha sido incapaz de conseguir futbolistas con rendimiento inmediato después de vender a Kang In Lee y de la marcha de Galarreta. Hay que hablar de Pablo Ortells y también de los jugadores. Culpar a Javier Aguirre de todos lo males es injusto. La solución no pasa por su despido.
Todos sabemos que el fútbol carece de memoria y que cualquier logro pasado es un bonito recuerdo al que regresar cuando la coyuntura actual es peor que la esperada. Por eso hay que reivindicar la depravada agresión que sufre el tiempo y la paciencia en el mundo del balompié. Sobre todo hacia la figura de los entrenadores, que siempre son los que más se exponen. Culpar a Javier Aguirre es injusto.
Hay que ser consecuente con los hechos y fiel a las ideas de uno mismo. Ayer el entrenador mexicano se equivocó en rueda de prensa. Le perdieron unas formas reprobables y reprochables. Pero sigue siendo leal y confiado con su trabajo. Está convencido de que «hay que continuar. Lo hemos intentado hasta el final y no hemos obtenido el premio deseado», recalcó Aguirre.
El @RCD_Mallorca se atasca ante el Cádiz y sigue sin ganar en Son Moix. ????
— FutbolMallorca (@FutbolMallorca) November 29, 2023
Un gol de Abdón Prats da un +1 que coloca a los bermellones con 10 puntos.
???? En cuatro días llega a Palma el Alavés de Luis García Plaza.https://t.co/TnU5v868Mi
El discurso de Javier Aguirre me da tranquilidad. Alguien que confía y que sigue creyendo en su trabajo merece mis respetos. Es mejor ser consecuente con tus ideas que dejar de lado tus creencias y dar palos de ciego sin hacer lo que uno siente y cree. El mexicano va a jugar a lo mismo y me tranquiliza porque su forma de entender el juego le ha llevado a lograr muchos éxitos en el banquillo.
Que ayer solo tuviera a Llabrés y a Amath como revulsivos por si el plan A fallaba también es culpa de Javier Aguirre. Claro, tendría que haber convocado al delantero del filial. Culpar a Aguirre es injusto porque también hay que hablar de Pablo Ortells. Solo tiene cinco jugadores de ataque y, si hay una lesión como la de Muriqi, las carencias no se pueden tapar. Como también es culpa del mexicano que ni Larin ni Darder den el paso al frente acorde al dinero que pagaron por él.
Culpar a Aguirre es injusto, tanto como la ley del fútbol que siempre culpa al entrenador cuando, como en este caso, no es el máximo responsable.