Satán y Dios son uno. Estoy seguro de ello. El cielo y el infierno son vasos comunicantes que cambian en un simple pestañeo de ojos. Y en el fútbol un día eres venerado y al otro odiado. La visceralidad de la celebración solo es equiparable a la visceralidad de la derrota. Buena cuenta de ello da el Mallorca de Javier Aguirre. Odiado hace siete días tras la debacle de Girona y venerado después de empatar contra el Barcelona y Rayo Vallecano en partidos intensos y donde el equipo bermellón pudo firmar sendas victorias gracias a Abdón Prats y Antonio Sánchez.

El plan de partido carece de la fuerza suficiente comparada con la actitud mostrada en el terreno de juego. Y justo eso es lo que ha cambiado. La actitud. Al menos a ojos de un simple aficionado. Pero nada es casualidad, ni la más afortunada de las suertes es casual. Todo tiene una explicación, aunque en algunas ocasiones seamos incapaces de comprenderla.

La titularidad de Abdón Prats y Antonio Sánchez es la llave que Javier Aguirre ha utilizado para comprender la nueva realidad de su equipo, pero a veces caemos en errores mundanos. La actitud, el sacrificio y la fe de dos canteranos maltratados en los once iniciales por fichajes millonarios que poco o nada han dado al equipo meses después de sus respectivas llegadas han cambiado la cara del equipo. 

Pintan bastos y, como en cualquier club, se busca la respuesta necesitada en una institución desprestigiada que, cuando las cosas van bien, se convierte en olvidada. Eso es Son Bibiloni para la dirección deportiva del Mallorca. Nadie confía hasta que su ayuda es indispensable. Tan importante como respirar o quizás todavía más.

Suene hasta irónico que quizás los inutilizados Abdón y Antonio Sánchez con el que al menos con el último Aguirre ha admitido ser «injusto» le han sacado las castañas del fuego al mexicano y al equipo bermellón. Solo queda continuar y conseguir la primera victoria con ambos en el campo. Por cierto, tanto en el empate ante el Barcelona como ante el Rayo Vallecano, se marcharon ganando y tras el pitido final se escaparon los tres puntos al Mallorca.