Tras años de disconformidades por fin Javier Tebas, presidente de LaLiga, y Pedro Rocha, presidente interino de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), se han puesto de acuerdo en el abandono progresivo de los aficionados de los estadios. Aman el dinero y odian a los aficionados que acuden a los estadios a animar y a presenciar del espectáculo en directo. Les sobran, como una piedra en el zapato.

En Mallorca no se puede jugar el 10 de septiembre a las 12.00 ni el 3 de septiembre a las 16.15. Pero ha sucedido.  Quieren un fútbol sin aficionados. Y lo peor: nadie con competencias, que no competente, lo ha criticado. Tato, el entrenador del Atlético Baleares, que jugó el pasado domingo a las 12.00, fue claro: «Es lamentable jugar a estas horas porque hemos tenido un susto y creo que el espectáculo del futbol no se puede jugar así. Condiciona también a que la gente venga». De hecho, en el Estadi Balear hubo una mujer que fue auxiliado por Emergencias. Del precio de la botella de agua hablaremos otro día.

Aun puedo entender que LaLiga desprecie a los aficionados programando partidos a la hora de comer o a horas donde el calor ataca porque le importa más el mercado extranjero que el nacional. Y qué decir de los aficionados. Pero no me entra en la cabeza cómo se pueden programar tantos partidos a las 12.00. Aparte del Atlético Baleares, también jugaron el Llosetense contra el Collerense y el Ibiza Pitiusas ante el Alaior, este arrancó antes, a las 11.30. 

Si la LaLiga maltrata a aficionados de algunos equipos por dinero, que alguien de la RFEF me explique por qué los maltratan ellos.  Entre todos se han propuesto que los aficionados dejen de lado a sus equipos y carezco de su inteligencia para entender la razón que los mueve a ello. 

El opio del pueblo un día morirá de éxito por la intoxicación masiva de sus dirigentes que, aunque sean terrenales, creen vivir en una nebulosa incapacitante a acudir a los deseos de las personas que antes o después tratarán de que se alejen del estado utópico y atípico en el que se encuentran. Cada vez queda menos porque el amor hacia un sentimiento es tan grande que la inconciencia hace un acto de presencia para dejar nublada a la razón. Un día ocurrirá una desgracia mayor y se echarán las manos a la cabeza aunque sean los primeros en hacerse la foto.

Maltratar al aficionado
Foto: Real Mallorca