Abdón Prats cumplió el pasado jueves 200 partidos con la camiseta del Real Mallorca. Nos ha dejado momentos imborrables: sus goles en 2ªB, su gol al Almería de chilena en el descuento, su gol al Rayo que valió una salvación, el gol de aquel 23 de junio de 2019 que cambió el devenir del club… Se une a la lista de jugadores como Chichi Soler, Nunes, Stanković, Ibagaza… Pero Abdón es otra cosa. Estaremos todos de acuerdo en que no es un jugador que destacarías por su talento o por su voracidad goleadora, e incluso podríamos coincidir en que futbolísticamente es inferior a los jugadores mencionados anteriormente.

Sin embargo, y para equilibrar esas carencias, Abdón es un chaval de Artà que, como muchos mallorquines, creció soñando con jugar en Son Moix vestido de rojo y que ahora hace soñar a los chavales de Artà, de Binissalem, de Campos, de Sóller, de Llucmajor, de Palma y demás rincones de la isla en los que se respira fútbol, que son todos, en que ellos pueden ser como Abdón.

Algunos futbolistas, cuando celebran, dan volteretas, pegan saltos, se tiran al suelo… Abdón es otra cosa, arranca a correr, se echa la mano al pecho, ahí donde está cosido el escudo, y le da un beso. Otro jugador se iría a otro equipo, seguramente no en 1ª División, para sumar más minutos, meter más goles e incluso, quién sabe, ganar más dinero. No sería lo mismo, los minutos en Son Moix, aunque sean cada vez menos, son los minutos que quiere, porque él es otra cosa.

Y es que cada vez que Abdón salta al verde en su casa es un momento especial, una oportunidad para corear su nombre y otra oportunidad para que nos deje otro gol para la historia. Porque la mitad de sus goles son así. Otros delanteros meten más, pero no son tan especiales, porque Abdón parece que se los guarda para que no haya gol suyo que los mallorquinistas olviden, porque sabe cuándo le necesitamos, más o menos como cuando el cielo de Gotham llamaba a Batman, a la desesperada.

200 veces gracias, Abdón Prats. Y un último mensaje, a aquellos niños que sueñan con ser como él, tengo malas noticias, Abdón solo hay uno, pero siempre podrán intentar ser otra cosa.