Prácticamente todos los aficionados mallorquinistas se ilusionaron al escuchar el nombre de Manu Morlanes en el mercado de invierno. Por un lado, un jugador todavía joven, con experiencia en Primera y en busca de minutos; por otro, un Mallorca con la necesidad de incorporar un mediocentro para el corto y, como mínimo, medio plazo, con el objetivo de suplir la muy probable marcha de Ruíz de Galarreta. Parecía que los caminos estaban destinados a cruzarse y parecía, en un primer momento, que todo iba a salir bien. Meses después de la llegada de Morlanes, podemos afirmar que esto no se corresponde con la realidad.

Toda la ilusión que había sobre el exfutbolista del Villarreal parece haberse desvanecido en apenas siete partidos. Además, si hay una persona que no está ilusionada con Morlanes, ese es casi con total seguridad Javier Aguirre. El mexicano necesitaba refuerzos para la medular, razón por la que en verano se renovó a Grenier. El francés entraba en un principio en la rotación, pero ahora ni siquiera le vemos calentar. La solución parecía Morlanes, una gran apuesta por parte del club que, en el caso de permanencia, se quedará en la isla. Eso sí, previo pago de cuatro millones de euros, una gran cifra para un club como el Mallorca.

El debut de Morlanes se produjo nada más llegar. Ante el Real Madrid se sentó en el banquillo y, días después, tuvo su primera -y casi última- oportunidad ante el Sevilla. Es difícil decir que un partido fue el peor del Mallorca, porque últimamente ha habido varios así, pero la actuación del Sánchez Pizjuán estuvo, como mínimo, muy alejada del nivel que mostró este equipo en la primera vuelta. Por ello, los primeros minutos de Manu Morlanes pasaron sin pena ni gloria entre las mentes mallorquinistas. Con suerte, verían al nuevo refuerzo en un contexto más favorable, algo que, de momento, no ha ocurrido.

Es cierto que, en las últimas semanas, la irrupción de Kadewere en la doble punta ha relegado el papel de los mediocentros a un segundo plano. Con Kang In Lee en una posición más retrasada, se reducen los medios puros en el once a dos, e incluso a uno. Con Galarreta como fijo, esa posición queda entre Dani Rodríguez -quien está jugando-, Baba, Grenier, Battaglia, Antonio Sánchez y Morlanes. Una posición para seis futbolistas. Puede ser que para los contextos que pretende generar Aguirre desde el principio Morlanes no le sea útil, pero para determinados encuentros en los que se necesita control de balón, presencia en el medio de la que el Mallorca muchas veces carece, Morlanes puede el mejor capacitado.

La realidad es que, desde que llegase en invierno, Morlanes suma 28 minutos con la elástica bermellona, 27 de ellos ante el Sevilla. Es decir, sin contar su debut, tan sólo ha jugado alrededor de 60 segundos en los seis partidos restantes. Teniendo en cuenta que en cuatro de esos seis encuentros no se ha ganado, parece que el jugador, de momento, tampoco cuenta para Aguirre en esas situaciones en las que necesita remontar. La táctica de las últimas semanas se ha basado en introducir delanteros, casi todos los posibles, y a Antonio Sánchez en el medio. A pesar de que el mallorquín no esté mostrando un nivel superlativo, para esos minutos finales se ha ganado la confianza del entrenador.

Es evidente que Manu Morlanes no es del agrado de Javier Aguirre. Aun así, esto lo debe haber descubierto en los entrenamientos, ya que no ha recibido casi ninguna oportunidad en un partido como tal. En todos esos intentos de remontadas, el Mallorca quizá le necesite para controlar el centro del campo y alejarse del all-in de delanteros, que de momento no ha funcionado. Ahora, con el parón y por el bien del equipo bermellón, el aficionado bermellón espera que el centrocampista revierta su situación, convenza a Aguirre y este le de una oportunidad. El equipo no pasa por su mejor momento y toda ayuda es bienvenida, por lo que contar con Manu Morlanes sería una buena opción.