Echemos la vista atrás. Todos los que hemos jugado al fútbol en nuestra vida, hemos estado alguna vez frente a una pared, simplemente tirando la pelota para que te vuelva. Así, hasta que te cansabas o hasta que tus padres te decían que lo dejases ya. Volviendo a este fin de semana, el cansancio lo determinó los cerca de cien minutos disputados en Son Moix y tu padre o madre era Hernández Hernández, quien pitó el final. ¿La pared? La pared era la defensa del Mallorca. Maffeo, Gio, Raíllo, Nastasic y Jaume Costa eran los ladrillos de una pared inquebrantable. Por más que tirabas, por más que lo intentabas, no conseguías hacer nada más allá de recibir el balón rebotado. Así se debió sentir el Real Madrid ante un muro inquebrantable.
Dudas. El Mallorca no se encontraba bien después del parón del Mundial. Las victorias en casa por la mínima, que cuentan y mucho, por supuesto, taparon de alguna manera esas malas sensaciones, sobre todo después de la derrota en Cádiz. A pesar de ello, ayer te plantabas en casa, ante todo un Real Madrid, con los puestos europeos más cerca que el descenso. Poco que perder y mucho, quizá muchísimo, que ganar. Sabíamos que de tener posibilidades, los de Aguirre debían hacer el partido perfecto. Las bajas de Militao y Benzema ayudaban, a los que se sumó Courtois en el calentamiento, aunque su sustituto, el ucraniano Lunin, tampoco tuvo mucho trabajo.
El Mallorca, por otro lado, tampoco iba sobrado de efectivos. La defensa es su mayor activo, y dos de los tres pilares –Copete por sanción y Valjent por enfermedad- no estaban disponibles. Ante esto, el «Vasco» Aguirre, experto en crear equipos aguerridos, como su propio nombre indica, tuvo que reinventarse. Sabiendo que Vinicius iba a ser el jugador más peligroso del Real Madrid, optó por alinear a Gio González, central por la derecha, y a Pablo Maffeo, lateral, en el costado del brasileño. Había dudas, por supuesto, pero Aguirre acertó de pleno. Vinicius consiguió encarar de manera exitosa en una ocasión, tan solo una en los casi cien minutos que jugó. «Estoy muerto», decía Maffeo tras el partido. Además, con razón. Utilizando todas sus armas, algunas más deportivas que otras, el lateral consiguió secar al extremo madridista, dejando zanjada la polémica que había habido entre ambos durante los últimos días. Maffeo salió vencedor.
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Por otro lado, hay que hablar de los centrales puros del Mallorca. Ante la baja de Copete y Valjent, Nastasic fue el encargado de acompañar a Raíllo. ¿Saldría bien? Vaya si salió bien. El central serbio, que recaló en el Mallorca después de que el fichaje de Brooks no se diera, dejó su mejor actuación como jugador bermellón. Sabiendo su rol, cumpliendo siempre que juega y dejando actuaciones como la de ayer, en la que estuvo sobresaliente, Nastasic se está ganando la renovación a pulso. Al lado suyo, como siempre, el capitán. La imagen que recorrió el mundo fue la de Raíllo mostrándole el escudo del Mallorca a Vinicius, pero, ciñéndonos a lo estrictamente deportivo, su partido fue, de nuevo, de un nivel espectacular, y ya se está convirtiendo en rutina. Ni Rodrygo, ni Mariano, obviando una ocasión que se marchó por encima del larguero, crearon ocasiones y gran parte de ese mérito es suyo.
Uno de los momentos clave del encuentro llegó con el penalti en contra. En una acción dudosa -hay gente que afirma que hay penalti y otra que no-, Vinicius choca con Rajkovic, acabando ambos doloridos. Hernández Hernández señaló la pena máxima, el VAR lo corroboró. El lanzador: Marco Asensio. Golpeo a la parte inferior izquierda de la portería; para el guardameta, como Nastasic, también serbio. La cosa iba de serbios. Predrag Rajkovic siendo, de nuevo, salvador, demostrando una vez más el acierto de su fichaje por parte de la dirección deportiva. «Suerte», dijo a los micrófonos del club una vez finalizado el encuentro. Poco después de haber recibido un pisotón en el brazo y con esa estirada, nada de suerte. En el Mallorca hay portero.
? Hola. Soy Predrag ???????? y he parado un penalti vital para el @RCD_Mallorca.
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Ah, y soy el segundo portero de toda #LaLiga que menos goles encajo (?) en mi estadio (al cabrón de Ter Stegen sólo le han marcado uno).
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Por último, pero no menos importante, tenemos a Jaume Costa, siempre cumplidor. En su banda le tocó lidiar con Marco Asensio, a quien apenas se le nombró durante la retransmisión. El mallorquín dejó algún destello de calidad, pero no llegó a generar peligro. Dentro de la dificultad del partido, Jaume Costa fue el que lo tuvo más fácil. La banda izquierda fue suya y nadie pudo si quiera complicarle. Por otro lado, también mención especial a los que no forman parte de la defensa: Dani, Baba, Galarreta, Muriqi y Kang In. Si la defensa no empieza por arriba, no se llega a ninguna parte. Y, por supuesto, destacar a los jugadores que salieron del banquillo. Ninguno desentonó. Todos ellos mostraron al mundo en lo que se ha convertido el Mallorca.
La realidad son los 28 puntos, el estar más cerca de Europa que del descenso, el haberse convertido en uno de los mejores equipos defensivamente hablando. El Mallorca es un equipo con el que no apetece jugar, es un muro que, si le pillas en un buen día, te va a devolver el balón una y otra vez hasta desesperarte. Vinicius, Rodrygo, Asensio y compañía lo pueden corroborar.