La jornada 19 termina, y con ella se llega a la conclusión de la primera vuelta. Como suele ser costumbre, cualquier mallorquinista ha vivido una montaña rusa de emociones con el Mallorca. Vamos a repasar el camino que ha recorrido el conjunto de Javier Aguirre en esta primera etapa de la temporada.

Las cinco primeras jornadas fueron una promesa de lo que el equipo podía hacer, tanto para lo bueno, como para lo malo. Los equipos grandes como Betis o Madrid aún quedaban muy por encima de nuestras posibilidades. Pero, al llegar rivales directos parecía que el Mallorca podía combatir sin miedo, más aún viendo la victoria en Vallecas.

Pero, los fantasmas del pasado volvían a aparecer, y el Mallorca se dejaba tres puntos en los últimos minutos frente al Girona. Son Moix pasó del júbilo a la decepción en cuestión de minutos. Los nervios de las primeras jornadas se alargaron, y el Mallorca entró en la peor racha de la temporada. Solo 4 puntos de 15 posibles y el equipo volvía a asomarse a los puestos de descenso, estando a tan solo 1 punto.

Eso sí, el equipo daba síntomas de buen juego, luchando contra la Real Sociedad, partido en el que no se olvida aquel gol anulado a Amath. Y la cosa no iba a ponerse fácil, ya que la siguiente visita iba a ser Mestalla. Pero, los soldados de Aguirre iban a demostrar que tienen mucho que decir.

Una victoria de mucho mérito en Mestalla, con remontada incluida, iba a propulsar a un equipo que hizo 10 de 12 puntos. El Mallorca se quedaba décimo clasificado tras la victoria frente al Atlético y con un colchón de ocho puntos sobre la zona roja. Ahora sí, el equipo estaba lanzado y demostraba poder competir contra equipos de la llamada «Otra Liga». 

El equipo se se encontraba con un Muriqi inspiradísimo en ataque, formando una dupla sensacional con Kang-In Lee. La defensa no podía funcionar mejor, siendo una de las menos goleadas de la competición y con una seguridad bajo palos que hacía tiempo que no se tenía. Y, a todo esto, añadir un centro del campo orquestado por Ruiz de Galarreta que funcionaba a las mil maravillas. Pero el Mundial se interpuso en la buena dinámica del Mallorca.

Con el mundial ya terminado, el Mallorca volvía a La Liga con un partido contra un rival directo, y las sensaciones no fueron demasiado buenas. Muchos afirmaban haberse encontrado al peor Mallorca de la temporada. Un equipo irreconocible naufragó en el Coliseum Alfonso Pérez y dejaba dudas.

No obstante, el equipo ha sabido reponerse en los partidos en Son Moix, consiguiendo victorias importantes ante rivales directos como Celta y Valladolid. Pero, en esta vuelta del mundial, los partidos fuera de casa se le están atragantando al equipo.

En esta última jornada, la derrota del Cádiz ha sentado como un jarro de agua fría en la afición mallorquinista. El equipo tenía a tiro, no solo los puestos europeos, sino firmar la tercera mejor primera vuelta del club en el Siglo XXI. Y la mala imagen dada, junto con alguna decisión algo polémica del VAR, dejaron al equipo sin los tres puntos.

A pesar de este tropezón, el mallorquinismo confía en que el Mallorca puede conseguir el objetivo, ya ha demostrado en muchos partidos que tiene calidad para llegar a los 40 puntos que sellarían la permanencia. Eso sí, la palabra ‘Europa’ sonaba a lo lejos, como un susurro, recordando a las mejores épocas del club bermellón.

Era el «¿Y por qué no?» de muchos mallorquinistas, la ilusión de una afición que ha vivido tiempos muy duros. Pero esta ilusión que tendremos que dejarla para más adelante. Tal vez este último partido ha sido el golpe de realidad que necesitaba el equipo para centrar la jugada y lograr el objetivo real, la permanencia.