La noche de ayer se presentaba gélida. Ni las hogueras, por las fiestas tradicionales de Palma, conseguían calentar las manos y orejas de los aficionados. La primera mitad del encuentro fue más fría que la relación de Shakira y Piqué. Ya en la segunda, a la hora de partido, un tipo de Galicia decidió darnos un caluroso abrazo con forma de gol. Dani Rodríguez Vázquez, el ‘Tigre de Betanzos’.

La motivación es un estado de ánimo que hace que la conducta de una persona se active para conseguir una meta. Dicen que no dura para siempre, todos alguna vez hemos empezado un reto y a las dos semanas ya ni nos acordamos; como la dieta, no hablarle a tu ex o dejar de sufrir tanto con cada partido del Mallorca… Cuando este estímulo acaba solo queda una cosa, la disciplina. Un claro ejemplo de ello es Dani Rodríguez; su capacidad de anteponerse a las dificultades, la cantidad de kilómetros que recorre por partido, su pasión por el club y la garra que demuestra cada jornada hace honor a su apodo y poco a poco va dejando huella en la historia mallorquinista.

Dani Rodríguez fue goleador y MVP del encuentro. Consiguió encender la chispa de un partido apagado. La primera mitad se hizo más larga que un minuto de plancha abdominal. El Celta de Vigo llevó la batuta pero no consiguió atinar. Los segundos 45 minutos tampoco fueron una fiesta, pero el pase a la red del ‘Tigre de Betanzos’ consiguió dibujar una sonrisa en la afición mallorquinista y dejar a los de Aguirre a tres puntos de zona europea, se dice pronto.

La carrera de Dani Rodriguez no ha sido ni mucho menos sencilla, consiguió superar los obstáculos para llegar a la cima. La temporada pasada, afirmó en una entrevista que estaba pasando por uno de los peores momentos de su vida, ya que los resultados no llegaban y las críticas afectaban a su familia, hizo hincapié en lo importante que es la salud mental para los jugadores y el saber gestionar los malos momentos. Después de la tormenta siempre llega la calma, en su caso llegó en forma de gol.