El Mallorca ya se ha despedido de LaLiga hasta después del Mundial de Qatar. Este miércoles fue el último día del 2022 en el que Son Moix abrió sus puertas, y no pudo despedirse mejor. Después de un año intenso, permanencia de por medio, la victoria contra el Atlético de Madrid fue la guinda del pastel. Viendo el calendario -Valencia, Espanyol, Villarreal, Atlético de Madrid-, muchos pensarían que, por estas fechas, el conjunto bermellón estaría encantado de llegar al parón, recargar pilas y volver a competir a finales de diciembre, pero nada más lejos de la realidad. Si le preguntas a cualquier jugador, miembro del cuerpo técnico, aficionado… difícil que alguien quiera parar en este momento.

Las dudas sobre la continuidad de Aguirre a principio de temporada existían, es algo innegable, pero el técnico mexicano se ha encargado de disiparlas rápidamente. El Mallorca se sitúa cómodamente en la 11ª posición, con una distancia más que considerable con respecto al descenso, la zona a evitar. De hecho, la afición mallorquinista se puede permitir el lujo de mirar más hacia arriba que hacia abajo, ya que su equipo está más cerca de los puestos Champions -el Athletic ocupa la cuarta plaza con 24 puntos- que del descenso -el Sevilla marca el límite, con 11-.

Aun así, a pesar de los resultadista que puede llegar a ser el fútbol, lo más importante ahora mismo es lo que se vivió el pasado martes en el estadio, en la grada, con la gente. Muchos aficionados, a la salida, afirmaban haber vivido uno de sus mejores días en Son Moix. Desde las redes sociales del Mallorca ya intuían que esa noche podrían pasar cosas, pero seguro que nadie pensaba que se iba a ganar de la manera en la que se consiguieron esos tres puntos. Aficionados y jugadores parecían convertirse en uno, y todo ello se recogía sobre dos sujetos: Pedrag Rajkovic y Vedat Muriqi. El primero, sacó un balón de Morata a cinco minutos del final con no sabemos qué, pero evitó el gol. Un balón que todos los presentes veían dentro de la red, todos menos Rajkovic. El Mallorca, esta vez sí, tiene portero. Curioso que el día de su consagración fue contra el Atlético de Madrid de Jan Oblak. ¿Rajkovic, «el Oblak de los pobres»? Quizá deberíamos hablar de «Oblak, el Rajkovic de los ricos».

La otra persona no hace falta ni nombrarla. El pirata. El caníbal que no come niños. Vedat Muriqi. En la radio explicó que el hijo de Salva Sevilla le tenía miedo porque se decía que el kosovar comía niños. Resulta que, ahora, quienes le tienen miedo son algunos de los rivales. El otro día, en los minutos finales ni saltaban a los balones aéreos. La «Muriqimanía» es una realidad, pero esta aumentó hace dos días considerablemente. Algunos, incluso, hablaban de la posibilidad de nacionalizarle antes del Mundial. La unión que hay entre Muriqi y Mallorca es especial. Están hechos el uno para el otro. Un equipo sin rumbo y un delantero sin gol, quién lo diría.

Ahora, se codea, nunca mejor dicho, con Haaland, Lewandowski, Neymar y Harry Kane, los jugadores que más jornadas consecutivas llevan marcando. En el caso de Muriqi, desde que cumplió la sanción de dos partidos, cuenta los partidos por gol, sumando un total de ocho a estas alturas. Esto, a su vez, nos lleva a otra cuestión. Vedat Muriqi va tercero en la carrera por el pichichi, solo por detrás del insaciable Robert Lewandowski -13 goles- y de Borja Iglesias -mismos goles, una asistencia más-. Viendo esto, quien no entiende a Muriqi. «Ojalá acabar mi carrera aquí. (…) Eto´o, Webó, Güiza… yo quiero estar ahí», decía al finalizar el último encuentro. Seguro que todo aficionado bermellón te quiere ver ahí, Vedat.

Ahora bien, todavía queda un obstáculo más antes de partir. Finalizada la competición liguera, entra en juego la Copa del Rey. La temporada pasada, el Mallorca estuvo a un paso, o a un gol, mejor dicho, de plantarse en las semifinales, cayendo finalmente contra el Rayo en el Estadio de Vallecas. Este año, la andadura empieza en Autol, un municipio con cerca de 5.000 habitantes en La Rioja. Esta será una buena oportunidad de ver a los menos habituales competir, como es el caso de Kadewere, que podría tener minutos, teniendo en mente una buena andadura en Copa.

Dispuestos a soñar, muchos optaban por ver a Muriqi campando por los estadios de la UEFA Conference League, otros pueden pensar en una larga campaña en Copa. En cualquier caso, este tipo de partidos suelen ser complicados y no hay que restarle importancia. Además, como valor añadido, es la última vez que se verá al Mallorca en competición oficial hasta el 31 de diciembre. Así, disfruten mientras puedan, que el momento que vive el Mallorca no se sabe cuánto durará.