Cansa y, cada día más, la estupidez en la que vivimos a diario. Cada opinador es un experto y cada experto es un opinador en un mundo regido por la absurdez. Nadie se salva, ni yo mismo, pero entiendo a todo aquel que se aleja de una información y una opinión basada en líderes de opinión que, sin saber pensar, toman las decisiones por nosotros.
El RCD Mallorca es una de las imágenes de la isla mayor de las Baleares porque el fútbol mueve masas y las masas son las que deciden a los políticos. Ineptos, ineptas e ineptes, dicho por otra parte. Que poseen ideas tan vanguardistas como que el club debe pagar por llamar al equipo Mallorca.
El equipo como empresa privada de unos propietarios americanos quieren rentabilizar hasta el asiento de cada espectador, a un precio de oro por cierto. Y el Consell de Mallorca, una institución similar al Senado que solo sirve para crear millones de gasto innecesario, tiene mucho dinero para gastar porque los políticos quieren continuar viviendo de los impuestos que paga la empresa privada a menos de un año de las nuevas elecciones.
Después del acuerdo entre el equipo de fútbol y la institución pública por 1’8 millones de euros para nombrar al estadio como Visit Mallorca saltó la liebre. Con una inflación desatada, con sueldos congelados, con carros de la compra cada vez más caros y a un año de las elecciones han creado el caldo de cultivo ideal para tomar partido.
Los socios del PSOE en el Consell de Mallorca, Més y Podemos, han empezado una crisis tan ficticia como la utópica vuelta de Eto’o al Mallorca. Con argumentos estúpidos por cada parte y reuniones intrascendentales que solo sirven para dejarse todavía más en evidencia, me llama la atención la mala decisión que ha tomado el Mallorca, sobre todo en términos económicos.
El director de comunicación del club, Albert Salas, publicó un tweet en el que afirmó que según un estudio de Kantar el nombre del estadio se valoró en un impacto de unos 43 millones de euros y lo han vendido por menos de dos millones.
Entonces, a las puertas de esta crisis que avecinan expertos y opinadores, habría que homenajear al Mallorca. Porque en este ejercicio de patriotismo que es dejar de ingresar 41 millones de euros más al año -5 veces el fichaje de Muriqi- por promocionar una isla sobresaturada, todos los mallorquines y también los menorquines ibicencos y formenteranos tendrían que pagar cada uno de su bolsillo una estatua por el patriotismo tan americano de los americanos Robert Sarver y Andy Kohlberg que han instalado en Mallorca.