No es una semana cualquiera para el RCD Mallorca, todo lo contrario. Es un vivir o morir. El futuro a corto plazo de la entidad pasa por hacer de estos próximos siete días una machada histórica. Tras el bochornoso partido que cuajó el equipo bermellón hace escasos dos días (un 2-6 que difícilmente se olvidará en años), los jugadores buscarán revertir la situación y ultimar las opciones de salvación. El contexto, ahora mismo y a nivel clasificatorio, es complicado: el club balear está en puestos de descenso a Segunda División. Los tres partidos restantes son como tres auténticas finales. Todo empieza este miércoles, cuando los de Javier Aguirre visitarán el Ramón Sánchez Pizjuán. Pocos días después, el domingo, recibirán en Son Moix al Rayo Vallecano. Por último, habrá un choque frenético ante Osasuna en El Sadar.

La primera parada es Sevilla. Cabe recordar que el Mallorca lejos de casa no está funcionando en absoluto. La última vez que puntúo fuera de Son Moix fue en diciembre, ante el Atlético de Madrid. Aún así, hay opciones de sacar algo positivo del Pizjuán. El equipo de Julen Lopetegi tal vez no se juegue nada: si el Betis no gana al Valencia este martes, el Sevilla tendría cerrada su participación en la Champions League de la temporada que viene -solo se jugaría terminar en tercera o cuarta posición-.

Otro punto esencial es el hecho de reponerse del golpe anímico. Lo que sucedió el sábado ante el Granada fue devastador. Era una final para el Mallorca, un todo o nada. Un partido para dejar noqueado a un rival directo y encarar las últimas jornadas con algo de hueco respecto al descenso. El guion final quedó absolutamente al contrario, por lo que sobreponerse a una derrota tan dura, en un momento esencial del año, será de vital importancia para apurar las opciones de salvación.

Tras Sevilla, visita del Rayo a Son Moix. Pase lo que pase el miércoles, el Mallorca llegará a la jornada 37 aún con opciones de salvación. El contexto puede ser idílico o extremadamente agónico, pero el equipo llegará vivo para jugarse la vida ante un Rayo Vallecano que selló su presencia la temporada que viene en Primera División. El no jugarse nada podría ser diferencial para un Mallorca que volverá a necesitar de su afición si quiere seguir en la élite del fútbol español. Es, por lo tanto, una semana clave donde vivir o morir se decidirá por un mínimo detalle.