Después de dos temporadas vistiendo la camiseta del Mallorca, el pasado domingo 22 de mayo, Brian Oliván ponía punto y final a su etapa como bermellón. El lateral izquierdo pone rumbo al Espanyol, conjunto que, hasta hace apenas unas semanas, contaba con Vicente Moreno como técnico, también ex del Mallorca. Después de la forma en la que se fraguó la marcha del entrenador, algunos podrían pensar que la de Brian podría ser parecida, algo que no se ha correspondido con la realidad.
964 minutos repartidos entre 13 encuentros en Girona. Esto era lo que había jugado Brian Oliván el año previo a su llegada a Mallorca. Viendo esto, incluso se podría llegar a pensar que Oliván venía como jugador de rotación, y más después de la apuesta que hizo el club en Brian Cufré, que hasta ahora no ha cumplido con las expectativas. Aun así, Oliván se ganó la posición y la confianza de Luis García Plaza, quien le hizo disputar un total de 30 partidos, llevándose consigo un ascenso de por medio.
Con el ascenso a Primera División, de nuevo, se podría llegar a cuestionar la capacidad de Brian Oliván para adaptarse a la máxima categoría española. Además, esta vez contaba con una competencia mucho mayor, ya que llegaba Jaume Costa a la isla, jugador con más de 200 partidos en Primera, al contrario que Brian, que tenía en frente su temporada debut. Esto pareció no ser así. 25 minutos tardó Brian en estrenarse como goleador contra un Betis que acabaría siendo campeón de Copa, un comienzo que anticipaba una gran temporada para él.
Y así fue. La temporada de Brian Oliván ha sido para remarcar, siendo esta su última como bermellón. Brian firmó por dos años y, gracias a su gran rendimiento esta temporada, se ganó una oferta de renovación. Esta oferta no llegaba a las pretensiones del catalán, que además había generado un gran caché entre los demás clubes de Primera. El desenlace se veía venir. Llegó el Espanyol, le dio un contrato más acorde a lo que pedía, y Brian decidió que el año que viene jugaría en el RCDE Stadium. Esto ocurrió alrededor del mes de febrero, por lo que, con gran parte de la temporada todavía por jugar, se llegó a poner en duda el compromiso que tendría Brian con el club, aun sabiendo que lo iba a dejar a final de temporada.
Imagen: RCD Mallorca
Él sabía que, independientemente de si el Mallorca se mantenía o descendía, se quedaría en Primera División. Aun así, Oliván parecía tener una misión antes de irse, dejar al Mallorca en Primera. La actitud del lateral izquierdo fue inmejorable, de lo mejor del equipo tanto con Luis García como con Javier Aguirre, que incluso le alineó de central. Lateral izquierdo, central e incluso carrilero en ocasiones, Brian no decepcionó en casi ninguna ocasión. Además, un jugador que lo dejaba todo en el campo, un jugador de los que contagian a la grada con su entrega, algo que quedó reflejado en la relación afición-jugador. De hecho, los vídeos del día de la permanencia muestran el gran compromiso que tenía con el club y con la gente, cuando se acercó a la grada a saludar a cualquier aficionado que estuviese a su alcance.
Este fue su último día con la camiseta bermellona, y que mejor que irse por la puerta grande, querido por la afición y dejando actuaciones muy importantes de cara a la permanencia. Puede que Brian se vaya, pero sus dos años dejan un muy buen recuerdo en la mente de los mallorquinistas, quienes ya le han expresado su gratitud de todas las formas posibles, ya sea cara a cara o a través de redes sociales. Además, él se encargó de despedirse de todos los mallorquinistas, cuando tras la victoria contra el Rayo en Son Moix aplaudió a todos los allí presentes, aplauso que la grada le devolvió en forma de agradecimiento.