La vida es injusta. Es simple, sencillo y real. Siempre nos han vendido el eslogan de “si te esfuerzas, si das lo mejor de ti y eres constante puedes lograr todo lo que te propongas”, pero es mentira. Solo hay que ver la cantidad de familias destrozadas, los sueños incumplidos y las ilusiones arrebatadas que desaparecen de miles de ucranianos. O, aunque pase desapercibido, que haya 11 personas que mueran de hambre cada minuto mientras tiramos comida. Tenemos comida para alimentar a todo el planeta, pero no lo hacemos.
Si damos de lado los problemas realmente importantes, voy a escribir y ustedes a leer en lo que se mueren decenas de personas por hambruna, sobre la necesidad que tiene el Mallorca de prescindir de Luis García Plaza. Aunque sea el entrenador del ascenso y aunque esté fuera del descenso, el Mallorca tiene que destituirlo ya. Como la vida, el fútbol es injusto.
“Pase lo que pase hoy vs. Real Madrid y la semana que viene vs. Espanyol, Luis García Plaza seguirá en el banquillo del @RCD_Mallorca”.
— FutbolMallorca (@FutbolMallorca) March 14, 2022
Alfonso Díaz, en @MovistarPlus. ? pic.twitter.com/Qp5mEO8asv
6 puntos en los últimos 11 partidos es un bagaje demasiado pobre para cualquier equipo. LGP carece de argumentos y de explicaciones más haya del “tenemos mala suerte”, “cometemos errores grotescos”, “somos blanditos”, en un discurso cada vez más repetitivo y que parece que día tras día se lava las manos mientras echa a los leones a sus jugadores. Cuando el viento viene a favor todo es bueno, pero cuando viene a contracorriente siempre hay alguna excusa. Si alguien a principio de temporada nos hubiera dicho estar fuera del descenso lo hubiéramos firmado con los ojos cerrados. Pero las sensaciones, el juego y la dinámica son demasiado complicadas como para estar satisfecho. Cinco derrotas consecutivas son demasiadas y más si tenemos en cuenta que en los próximos cuatro partidos tenemos que jugar tres fuera y uno en casa frente al Atlético.
Cada vez encajamos con más facilidad, tenemos menos argumentos ofensivos y para rematar, la lesión de Galarreta nos mata. Partido tras partido, veo a un LGP sin saber qué hacer, modificando peones para ver si de una vez por todas da con la tecla ideal, pero no puede. Y, lamentablemente, el fútbol como cualquier otro trabajo, es resultadista. Quiero que el Mallorca se salve al igual que quiero que a LGP le vaya bien. Pero sus caminos se deben separar y más ahora. Quedan diez partidos para salvarnos y realmente ¿alguien ve a LGP capaz de salvarnos? Aunque se haya ganado la oportunidad de acabar la temporada, el fútbol es injusto y debemos buscar lo mejor para el club. Y lo mejor es dejarlos antes de hacerse daño. Como cualquier relación amorosa, es mejor el recuerdo que intentarlo y fracasar.