La ilusión y la euforia nos lleva a creer en lo imposible. Nos hace pensar que lo difícil es sencillo, pero no es más que una imaginación utópica. Muchos, y yo incluido, pensábamos que le podíamos ganar al Barcelona. Pero ha sucedido lo lógico porque perder ante los azulgranas es lo normal.
El equipo de Xavi se ha dejado bastantes puntos, tantos que ya se ha olvidado de pelear por el La Liga y se centra en acabar entre los cuatro primeros. Xavi, en la rueda de prensa antes del partido, se quejó de todas las bajas que tenía su equipo y nosotros nos ilusionamos todavía más. Me hace gracia ver cómo se ha alardeado de su victoria en el Visit Mallorca, como si de una proeza se tratara y esa es su gran victoria.
Pero volvamos al tema que nos centra. Estamos enfadados por haber perdido contra el Barcelona. Y puedo afirmar sin temor a equivocarme que somos unos ilusos. ¿Sabéis qué valor le da Transfermarkt a los once jugadores que alineó LGP y a los once jugadores que escogió Xavi? Algo más de 30 por más de 200. David contra Goliat. David pierde. Y nos enfadamos.
Habrá mucha gente que dirá que había muchos niños en la alineación del Barcelona y es verdad, pero solo el valor de mercado de Nico es casi igual que el de los once bermellones que jugaron. Y digo más, si el Mallorca hubiera jugado con Ter Stegen y el Barcelona con Reina hubiera ganado el partido. Con un solo cambio.
La plantilla mallorquinista da para lo que da y más con la baja de cuatro o cinco jugadores que sobre el papel deberían ser titulares. Sin Raíllo, sin Galarreta, sin Kubo, sin Amath, sin Greiff y sin Hoppe, ¿cómo vamos a ganar al Barcelona o a jugar mejor que ellos con seis jugadores que el año pasado estaban en la Liga Smartbank? A nadie le gustó el partido que hicimos, pero aspiramos a lo que somos.
Nuestra base es la misma que el año pasado, con retoques que ilusionan que nos llevan a la euforia, pero soñar más de la cuenta nos llevaría a un enfado innecesario e ilógico.