En la vida necesitamos admirar para respetar a aquella persona. Necesitamos liderar o que alguien nos lidere. Necesitamos tener referentes y creer en ellos. Y más en un equipo de fútbol, porque sin un líder la anarquía se convierte en el peor de los enemigos. El Mallorca necesita un líder dentro y fuera del campo. Alguien capaz de capear esta situación tensa que día a día crece y que se está convirtiendo en una bola cada vez más complicada de parar. Sin un presidente que ejerza como tal, dando ruedas de prensa, explicando la situación actual, apoyando a los futbolistas y creando expectativas a la afición; la imagen de los propietarios americanos continúa deteriorándose en el plano social.
Matémonos entre nosotros
Sálvese quién pueda. Nuestra mirada está puesta en Pablo Ortells, Luis García Plaza y los futbolistas. En las situaciones de crisis, la respuesta sencilla (la natural) es culpar de los males a los eslabones más débiles para así, poder salir victoriosos. Pero estamos errados. Estamos sedientos de respuestas, de ejercer de jueces para poder culpabilizar, pero ellos no son los responsables de nuestros quebraderos de cabeza. Todos queremos lo mejor para nuestro equipo. Y debemos apoyarlos. Aunque no significa que no debemos criticarlos cuando se equivocan, pero sí debemos dejar de caer en bajezas, cada día más presentes.
Ansiamos la imagen de un líder que nos dé una pista de por donde debemos centrarnos, pero es muy complicado que una empresa como el Mallorca, aunque para nosotros sea un sentimiento, funcione sin que un líder ejerza como tal en una situación como esta. Un club no son solo números porque, me atrevo a decir, que influyen más los parámetros no medibles que los que sí se pueden cuantificar como la prensa, la afición o la fortuna. El líder que deberíamos tener no existe, solo está pendiente de su inversión y de conseguir recuperarla con los máximos beneficios posibles.
Pero la afición necesita un líder. Alguien en quien creer y la prensa necesita una cabeza de turco para llenar artículos y programas. Ni LGP, ni Pablo Ortells, ni Alfonso Díaz ejercen como tal. Y por eso nuestra esperanza es confiar en el único jugador capaz de dar la vuelta a la situación y otorgar la confianza y la garra suficiente al equipo. Ese es Antonio Raíllo. Oh capitán, mi capitán. Eres el líder que necesita la afición y el líder que aporte la tan necesitada jerarquía al equipo, si hay alguien capaz de guiar a nuestro mallorqueta ese eres tú. Don Antonio Raíllo.