La dificultad y responsabilidad de defender la portería es evidente. Tanto, que el reglamento permite algunas ventajas como poder tocar el balón con las manos en tu área de portería o no poder ser molestado durante una salida hacia balón en el área de meta. Por ello, los porteros se basan, aún más si cabe, en la confianza, que se consigue normalmente dentro del terreno de juego. De ahí que la mayoría de porteros titulares en equipos profesionales (y no profesionales) sean veteranos, que desprendan seguridad y que no dejen paso a ningún tipo de duda en el área. Pero los que vivimos el día a día con los porteros sabemos de la importancia de todos los integrantes del grupo para llegar al objetivo, cada uno con su rol y sus objetivos propios.
Desde que el fútbol se consolidó en nuestro país, nuestros porteros han sido referentes en diferentes etapas y décadas: Zamora, Ramallets, Arconada, Buyo, Zubizarreta, Valdés, etc. Así, debemos añadirle la cantidad de porteros españoles profesionales que hay alrededor del mundo y que son muy cotizados. Esto se debe, en grandes líneas, a la especialización del trabajo del portero llevada a cabo en las canteras profesionales con departamentos específicos para ello, pero también del nivel ascendente de los entrenadores de porteros (que ya pueden estar titulados) y de las propias academias de porteros. En consecuencia, el nivel de los porteros en España es cada vez mayor y cada vez antes con condiciones aptas para debutar. Por poner algún dato, 17 de los 26 porteros de Primera División que han jugado al menos 10 partidos esta temporada son españoles o cuya formación procede de alguna cantera española. El mismo dato pero en Segunda División es de 28 de los 31 porteros.
¿Qué quiero defender? Muy simple, me gustaría abogar que las apuestas para con estos porteros debe ser firme, sin titubeos ni dudas. Las oportunidades deben llegar y están capacitados para ello, del mismo modo que se apostó con Casillas, Unai Simón, Remiro, Schmeichel y un largo etcétera. Quizás uno está cansado de ver gastarse millones en porteros que serán suplentes habiendo muchos chavales que cumplirían esa función. ¿Acaso no se puede apostar por un portero joven para un rol secundario? Yo lo tengo claro, la solución está en casa: responsabilidad, ahorro e ilusión.