Mi hija, de 4 años, empieza a darse cuenta de lo que significa ser del Mallorca. Nacida en 2017 sufrió su primer descenso a Segunda B con tan solo 4 meses de vida y, cerca de cumplir el año y medio, le tocó vivir un Playoff de ascenso a la división de plata, de la mano de Vicente Moreno. Casi sin inmutarse, un año después, se planta en Primera, como quien no quiere la cosa, para volver a los infiernos la temporada siguiente bajo la batuta de un diablo llamado COVID-19. Por si no fuera poco, mi hija afronta su quinta temporada con claras opciones de volver a tocar el cielo de la Primera División con las manos. Pero, por muy sencillo que parezca, ninguna de la anteriores temporadas fueron caminos de rosas. Durante el último lustro, el mallorquinismo ha puesto a prueba la salud de sus maltrechos corazones y esta temporada no iba a ser diferente.

A falta de 6 jornadas para la finalización del campeonato, el conjunto barralet ocupa la segunda plaza de LaLigaSmartBank, que da derecho a jugar en Primera División la próxima temporada, por delante de un Almería en horas bajas con 6 puntos de distancia, más el golaverage, favorable a los intereses del conjunto de Luis García Plaza.

El escenario, a priori, se antoja como un final de liga soñado para cualquier mallorquinista, acostumbrado a sufrir al final de cada temporada. Pero, paradójicamente, la actualidad no invita a la relajación… y es que el Mallorca lleva 2 jornadas jugando contra sus propios miedos y contra la clasificación, sin saber qué rival tiene delante. Sendas derrotas por la mínima ante equipos de la parte baja de la tabla han sembrado dudas acerca del estado de forma del equipo en este tramo final de temporada, transmitiendo una ansiedad y un nerviosismo inusuales en una plantilla que siempre se ha mostrado sólida, compacta y segura de sí misma.

Demasiadas son las oportunidades que se están escapando para poder dejar casi sentenciando el ascenso, si bien, el número es proporcional a la cantidad de oportunidades perdidas por el Almería para arrebatar la segunda plaza al equipo bermellón. A pesar de todo, hay motivos más que suficientes para seguir creyendo. Como ya dije en mi cuenta de Twitter –@CuartoDelantero- siendo objetivos, el Almería necesita ganar 3 partidos para superar al Mallorca y seguir sumando más puntos que los de García Plaza si quiere asegurarse una hipotética segunda plaza, lo que le obliga, prácticamente, a ganarlo todo.

Pero, por encima de cualquier cosa, me aferro a los asombrosos números de mi hija y estoy convencido que, con apenas 4 años y medio, está en condiciones de vivir el tercer ascenso de su vida; el segundo a Primera. Ahí es nada!