Creo que todo mallorquinista confeso recuerda a la perfección ese 15 de mayo de 2010. El sueño era justo eso, un sueño: la Champions League. El RCD Mallorca no dependía de sí mismo para terminar cuarto en La Liga. Tras una excelente temporada, los bermellones llegaban a la jornada 38 quintos en la clasificación y a un sólo punto de la cuarta plaza que defendía el Sevilla. Son Moix era un fiesta. El Mallorca podía volver a jugar la Champions. Los pupilos de Gregorio Manzano cumplieron a la perfección e hicieron los deberes (2-0 vs Espanyol). Pitido final y todos pendientes de los videomarcadores. El Almería y el Sevilla empatan 2-2. El resto, es historia. 

«Dependíamos de nosotros mismos y no estábamos pendientes del Mallorca. Si ganábamos, nos clasificábamos», explica Antonio Álvarez, el entonces entrenador del Sevilla. El contexto era claro: si el equipo sevillano ganaba, el Mallorca no tenía nada que hacer. El derbi andaluz, no obstante, fue más reñido de lo esperado por parte de los sevillanos: «El partido era muy complicado. La semana antes del partido todo era confianza porque era el Almería. No habían hecho una buena temporada y no se jugaban absolutamente nada. Nos resultó llamativo ver a un Almería muy bueno en cuanto actitud, ganas de ganar el partido, etc. No era tan fácil como pensábamos». El Sevilla que estaba cosechando una temporada irregular hasta la destitución de Manolo Jiménez. Con Antonio Álvarez no sólo consiguieron la clasificación para la Champions, sino que también ganaron la Copa del Rey: «El Atlético de Madrid llegaba de ganar la UEFA y si nosotros no hubiéramos tenido un final de temporada en Liga óptimo clasificándonos para la Champions… anímicamente llegamos mucho mejor».

Los jugadores del RCD Mallorca mirando por el videomarcador los últimos minutos del Almería vs Sevilla.

El momento de Rodri, ese gol. Esa persona non grata en Mallorca por un gol que aún tenemos en la retina, como si de ayer se tratara. Álvarez, obviamente, alaba el trabajo del canterano: «Rodri ya estaba entrenando con nosotros. En el filial estaba marcando goles y creíamos, al estar encachado, que nos podría ayudar». «Joder si nos ayudó», dice entre risas. El tanto del canterano, un poco épico sí es. Minuto 93 y hace esto: «Remate a tres metros de la portería. La coge botando, busca el balón lo más alto posible y con una medio chilena… un gol espectacular». «Muchos dijeron que Esteban se dejó, pero nada que ver», aclara Álvarez. Para los mallorquinistas fue un momento horrible; para los sevillanos, único.

La imagen de Nunes, Aouate, Víctor Casadesús, Mario Suaréz. El momento en que todo el mallorquinismo estaba unido en Son Moix, como si de un almeriense más se tratara, rezando y mirando cómo Esteban encajaba el tercer gol. Ese champagne que nunca se descorchó. «Eso fue peor todavía. No sé porqué no escondieron la botella rápido. Hasta que no termina el partido no se puede descorchar», me dice Antonio con ese típico tono de andaluz cachondo. «El Mallorca había hecho una buena temporada y hubo momentos en el que ellos sí estaban clasificados. Fue una temporada para enmarcar. Los resultados en el terreno de juego fueron espectaculares», añade. Y es que sí fue una temporada para enmarcar. Un año único que desde Villarreal terminaron de rematar.